En esta ocasión mi post lo quiero dedicar, ahora que se acerca la Navidad y se dispara el consumo en la mayoría de los hogares, a cómo participar de las fiestas navideñas de una manera más sostenible y solidaria. Por ello, me gustaría hablar sobre en qué consiste el Comercio Justo.

Las principales organizaciones de Comercio Justo a escala internacional han consensuado la siguiente definición: «El Comercio Justo es una asociación de comercio, basada en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye a un desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores y trabajadores marginados, especialmente en el Sur”.

En resumen, en el Comercio Justo se establecen unas relaciones comerciales basadas en el trato directo y el respeto mutuo, con criterios no sólo económicos sino también sociales y medioambientales. Se basa en las capacidades de los productores y de ahí su consideración como una herramienta de cooperación internacional, pues busca potenciar las capacidades y conocimientos de los productores para favorecer de ese modo su desarrollo.

Fuente: http://blog.oxfamintermon.org/es-caro-el-cafe-de-comercio-justo/ © Pablo Tosco / Oxfam Intermón

En España, aunque en los últimos años el consumo de estos productos se ha incrementado, el gasto en Comercio justo es anecdótico. Si comparamos con nuestros vecinos europeos, el consumo anual de Comercio Justo por habitante en nuestro país es 19 veces menor que la media europea. El sector que mayor número de ventas registra es la alimentación. De hecho, en España aproximadamente el 90% de las ventas anuales de productos de Comercio Justo son de alimentos siendo sólo un producto, el café, el responsable del 42% de los ingresos. Sin embargo, existen muchos más productos de comercio justo:

  • Alimentos: Café, té e infusiones, frutos secos, cacao, azúcar, cereales, arroz, chocolate, galletas, bebidas, mermeladas, pastas, ron, vino, vinagre, salsas, miel, especias, dulces…
  • Textiles: Ropa, bufandas, chales, tapices, pañuelos, delantales, manteles, toallas, colchas, mochilas, alfombras, cortinas…
  • Artesanía: Bisutería, marroquinería, bolsos, cestas, carteras, jabones, inciensos, útiles de cocina, artículos para el hogar, figuras talladas, máscaras, cerámica y otros objetos decorativos…
  • Muebles: Mesas, sillas, espejos, vitrinas, recibidores, estanterías, armarios, espejos, cómodas, revisteros…
  • Juguetes: Balones de fútbol, móviles, juegos de mesa, muñecos, instrumentos, marionetas…
  • Material de papelería: Lápices, bolígrafos, estuches, álbumes de fotos, cuadernos, cajas, marcapáginas, pisapapeles, postales de Navidad…
  • Cosmética: Productos naturales para la higiene y el cuidado personal como cremas, jabones, aceites, desodorantes…

Personalmente creo que merece la pena dar visibilidad a este tipo de comercio, pues como hemos comentado, es una manera de ayudar a productores de países desfavorecidos fomentando su propio desarrollo y favoreciendo su progreso. Del mismo modo, el Comercio Justo interesa cada vez más en la medida en que a los consumidores nos importa cada vez más en lo que hay detrás de los productos que compramos y del impacto ambiental de su producción y distribución.

Por ello, estas navidades antes de lanzarnos a comprar como locos, quizá podríamos consumir más responsablemente y tener en cuenta que en las tiendas de Comercio Justo podemos encontrar un producto similar al que estamos buscando, pero más solidario y comprometido con el desarrollo sostenible. Así estamos haciendo un doble regalo pues no solo alegramos a esa persona especial con el detalle, sino que además contribuimos a que gracias a su trabajo, familias y comunidades puedan tener un futuro mejor y más próspero.