Con el visto bueno final de todas las delegaciones, el documento denominado «El futuro que queremos» quedó ayer listo para ser presentado a los cerca de cien Jefes de Estado o de Gobierno que hasta el viernes participarán en la cumbre de la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible Río+20.

La Unión Europea, que en días pasados había considerado poco ambicioso el documento, aprobó el texto consensuado pese a que no recoge varias de sus demandas.

El grupo europeo manifestó en un comunicado que el acuerdo avanza en las metas del desarrollo sostenible y en el reconocimiento del papel de la «economía verde» como un instrumento para conseguir esos objetivos.

«Hoy el mundo ha indicado que debemos movernos hacia el desarrollo sostenible y que la economía verde e inclusiva es un instrumento central para conseguirlo», afirmaron el presidente del Consejo Europeo de Medio Ambiente, Ida Auken, y el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, en un comunicado conjunto.

Eliminados los textos discrepantes

El texto acordado, que tiene 283 párrafos distribuidos en seis capítulos y 49 páginas, se basa en la propuesta presentada el pasado sábado por Brasil, que redujo significativamente el número de párrafos del original que comenzó a negociarse en Nueva York (200 páginas) y eliminó las partes que generaban más discrepancias.

Según diplomáticos brasileños, los asuntos más polémicos fueron arreglados con textos conciliadores y sin muchas especificaciones.

Las divergencias en torno al fortalecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), por ejemplo, fueron superadas con una nueva redacción que sin embargo no convierte a ese organismo en una agencia de medio ambiente, como defendían los europeos.

Recursos necesarios

El asunto que más fricciones provocaba era el de los «medios de implementación», es decir los recursos necesarios para financiar los proyectos de desarrollo sostenible y la transferencia de tecnología.

Tras descartarse una propuesta de los países pobres para la creación de un fondo con 30.000 millones de dólares anuales, el texto cita fondos de múltiples orígenes, como privados y de instituciones multilaterales, para no limitar la financiación a las ayudas de los países ricos a los pobres.

Protestas de los ecologistas en Río + 20 . Foto: El heraldo

«Economía verde»

En torno a la «economía verde», otro tema polémico, el documento reconoce que «existen diferentes abordajes, visiones, modelos y herramientas disponibles para que cada país, según sus circunstancias y prioridades nacionales, pueda alcanzar el desarrollo sostenible».

Algunos países pobres, así como las ONG, consideran que la «economía verde» es una herramienta del capitalismo para apropiarse y comercializar los recursos naturales, como el agua y los bosques.

ONU y Brasil

El texto fue elogiado por el secretario general de la Río+20, Sha Zukang, que destacó que si las acciones aprobadas son implementadas y si las medidas de seguimiento son cumplidas, «el documento provocará una tremenda diferencia en la generación de un cambio global positivo».

El canciller brasileño, Antonio Patriota, lo calificó como «satisfactorio» pese a considerarse frustrado con algunos puntos modificados o no aprobados.

Patriota destacó que el texto incorpora un fuerte acento social, reconoce como el «mayor desafío» para la humanidad la erradicación total de la pobreza y establece que la búsqueda de un desarrollo sostenible debe ir de la mano con la equidad.

El canciller dijo que uno de los asuntos que más le frustró fue la modificación de un párrafo sobre los «derechos reproductivos» de las mujeres, que acabó refiriéndose a la «salud» reproductiva al parecer por presiones del Vaticano y algunos países árabes.

Críticas de las ONG: Río+20 fracaso épico

Las ONG que participan en la Cumbre de los Pueblos, paralela a la Río+20, reaccionaron inmediatamente con duras criticas al documento aprobado.

«Río+20 se transformó en un fracaso épico. La Conferencia falló en términos de equidad, de ecología y de economía», afirmó el director de políticas públicas de Greenpeace, Daniel Mittler.

Para el WWF, el documento está «lejos de ser satisfactorio desde cualquier punto de vista»

«Esta cumbre podría haber terminado antes de comenzar. Los líderes mundiales que llegan esta noche debe empezar de nuevo. Casi mil millones de personas que padecen hambre se merecen algo mejor», alegó por su parte la organización Oxfam

Texto del documento «El futuro que queremos» (inglés)

Fuentes: EFE y The Guardian