La Universidad de Lleida lidera un estudio que explica cómo las zonas más húmedas del área mediterránea donde crece el pino carrasco quedarán más expuestas al calentamiento global, lo que afectará a su desarrollo.

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El pino carrasco es el tercer árbol más común en España/ Autor: Daniel Capilla

Un equipo internacional de científicos ha analizado la información derivada de catorce ensayos genéticos de pino carrasco emplazados en toda la cuenca del Mediterráneo. Su objetivo era caracterizar los patrones de adaptación de la especie asociados a diferencias climáticas.

El estudio, liderado por la Universidad de Lleida (UdL), revela que el cambio climático puede ralentizar hasta un 75% el crecimiento de los bosques costeros de pino carrasco (Pinus halepensis) del Mediterráneo desde ahora hasta finales del siglo.

“A partir de modelos de respuesta al clima (precipitación y temperatura), e integrando la diferenciación genética existente entre poblaciones, se han proyectado los crecimientos futuros de la especie, de 2071 hasta 2100, en relación a dos escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero, moderado y severo”, explica Jordi Voltas, investigador principal del estudio publicado en la revista New Phytologist y catedrático en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria de la UdL.

Los resultados revelan que los bosques de la especie que actualmente se encuentran sometidos a condiciones más favorables, es decir, más húmedas, se encuentran a su vez más expuestos a la acción adversa del calentamiento global que los emplazados en ambientes más áridos.

Estos bosques, que corresponden a áreas costeras de España, Francia, Grecia y el Magreb, pueden llegar a experimentar descensos en su crecimiento actual de hasta el 75% a finales del siglo XXI, según los resultados de la investigación.

Por el contrario, los bosques de zonas más áridas y continentales soportarían mejor los efectos de las elevadas temperaturas futuras y cambios en el régimen de lluvias.

“Los datos pueden ayudar a definir estrategias de utilización del material genético del pino carrasco en actividades de repoblación, restauración ecológica y migración asistida, y así reforzar las posibilidades de supervivencia de la especie frente a los efectos del cambio climático”, concluye Voltas.

En el trabajo también han participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que desarrolla en Galicia desde 2008 una línea de investigación sobre genética forestal a través de la Misión Biológica de Galicia, así como el Centro de Investigación Forestal y distintas universidades e institutos de investigación de Suiza, Italia, Marruecos, Israel y EE UU.

Fuente: Agencia Sinc