Putin ha elevado a nivel federal el estado de emergencia tras el vertido de combustible en la ciudad siberiana de Norilsk

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Fuente: Greenpeace Rusia

Las autoridades rusas han decretado el estado de emergencia federal tras la catástrofe ecológica el pasado viernes en una central termoeléctrica de Norilsk, en el Círculo Polar ártico.

Unas 20.000 toneladas de combustible diésel se derramaron tras la rotura de un deposito de la central. El carburante ya ha alcanzado los ríos Ambárnaya y Daldikán, que ya estaban muy contaminados por otros vertidos anteriores de la industria del níquel. Ahora el agua de estos dos ríos tienen el agua teñida de color púrpura.

“Consideramos apropiado declarar esta situación como emergencia federal”, emergencia federal”, declaró el ministro de Situaciones de Emergencia de Rusia, Evgueni Zínichev.

Este régimen de emergencia permite implicar fuerzas y recursos de los órganos federales del poder ejecutivo y las corporaciones estatales, además de dar la posibilidad de solicitar ayuda del fondo de reserva del Gobierno de Rusia.

Catástrofe ecológica

Las organizaciones ecologistas, como Greenpeace, califican este suceso como un ‘catastrofe’ que tendrá consecuencias graves para el medio ambiente y para las personas.

Greenpeace considera que este accidente es el primero de tal magnitud en el Ártico y es equiparable al derrame del buque cisterna “Exxon Valdez” ocurrido hace tres décadas frente a las costas de Alaska.

Según Rosprirodnadzor, la entidad estatal rusa encargada de velar por el cuidado de la naturaleza, 6.000 toneladas de diésel se derramaron sobre la tierra y otras 15.000 toneladas fueron a dar a los ríos.

Críticas por la falta de información

El Gobierno de Putin ha expresado su malestar por la situación, ya que no se les informó en su debido tiempo del accidente y sus magnitudes.

“¿Qué fue lo que pasó y por qué las autoridades se enteraron de esto después de dos días? ¿Es que vamos a tener que enterarnos de las emergencias por medio de las redes sociales?”, amonestó al gobernador de la región de Krasnoyarsk, Alexandr Uss.

A pesar de que el derrame tuvo lugar el 29 de mayo, la información llegó al Ministerio de Emergencias el 31 de mayo, ante lo cual Putin pidió iniciar una investigación sobre la gestión de los funcionarios regionales.

“Todo ese tiempo la empresa intentó paliar las consecuencias del derrame por sus propios medios”, dijo Zínichev.

Solución complicada

Ahora el Gobierno Ruso baraja las diferentes posibilidades para tratar de solucionar esta catástrofe.

El gobernador de la región ha asegurado que no podrán solucionar esta situación en las próximas dos semanas, ya que no existe un plan claro sobre qué tratamiento que se debe dar al combustible vertido en el agua y a las tierras contaminadas.

“El principal problema radica, ante todo, en el tratamiento que se le dará a los hidrocarburos que estamos bombeando”, advirtió el gobernador.

Ya han sido recogidas unas 100 toneladas de combustible y tierra contaminada en Norilsk y el Gobierno Ruso ya está enviando más efectivos y equipamiento especializado para trabajar en el lugar del accidente.

La quema de este hidrocarburo fue uno de los métodos propuestos, pero el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Dmitri Kobilkin, lo rechazó de inmediato.

“Se trata de una situación muy compleja. Ni me imagino cómo se podría quemar ahora en la región del Ártico ruso una cantidad tan grande de combustible”, señaló.

Según Kobilkin, es necesario recuperar la mayor cantidad de combustible, procesarlo con los correspondientes reactivos químicos, y solo cuando las cosas se tornen muy difíciles, quemar una pequeña parte.

Fuente: La Vanguardia