La prohibición de importar ciertos tipos de residuos que China aplica desde el 1 de enero afecta ya a países como España, cuyas empresas tienen que buscar nuevos destinos o usos para materiales como el plástico y donde presumiblemente bajará el volumen de reciclaje.

España no tiene capacidad para reciclar todos los residuos que produce y China era el destino de gran parte de los deshechos, debido a la existencia de numerosas fábricas que los compraban como materia prima para hacer productos.
Desde que se conoció esta nueva medida, cuenta, han sido varias las empresas que han acudido a este organismo para preguntar por cómo les va a afectar.
En opinión de León, la ley de China ha sido demasiado “rápida” y “restrictiva”. “La ley es más dura que las que hay en algunos países de la Unión Europea o en Estados Unidos”, apunta.

Con el objetivo de garantizar la sostenibilidad medioambiental del país, en julio pasado el Gobierno chino anunció esta medida que entró en vigor en enero y queprohíbe la entrada en China de 24 tipos de residuos agrupados en cuatro categorías: plásticos domésticos, papel sin clasificar, varios tipos de escoria de minas y desechos textiles.

“Las restricciones afectan directamente a las empresas españolas exportadoras limitando el tamaño de un mercado que absorbía una cantidad significativa de este tipo de residuos”, explica a Efe el consejero jefe de la Oficina Económica y Comercial de España en Shanghái, Alfonso Noriega.

Según datos del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), en el año 2016 (el último período completo del que hay datos) se exportaron a China un total de 138.338,81 toneladas de “desechos, desperdicios y recortes de plástico” por un valor de 36.318.781,51 millones de euros.

Una de las empresas españolas que realizó exportaciones fue Fosimpe y, según explica a Efe el director de su oficina en Shanghái, Pablo León, la mitad del plástico que gestionaban (unas 25.000 o 30.000 toneladas) era reciclado en España y la otra mitad era enviado a Asia. La mayoría (el 70%) a China y el resto a otros países del sudeste asiático, sobre todo a Malasia, Vietnam y Tailandia. Allí es donde están mandando ahora gran parte de lo que exportaban a China, igual que otras empresas del sector, que están buscando otros mercados.

Desde organizaciones ambientales como Greenpeace opinan que esta prohibición envía “una llamada de atención” a los países que exportan desechos para que busquen métodos más sostenibles y generen menos residuos.

Según datos de la ONG, desde la década de los ochenta China es el mayor importador mundial de residuos y en 2012 fue el destino del 56% del tráfico mundial de desechos de plástico.

La dependencia de China de algunos países es muy alta, como es el caso de Reino Unido, que exporta una media del 65 % de su plástico a China, o Irlanda, que envía el 95%. “En lugar de buscar nuevos lugares para exportar residuos, los gobiernos y el sector privado deben encontrar nuevas formas para reducir la cantidad de desechos que generamos”, señala la organización ecologista.

Fuente: http://www.finanzas.com