Las comunidades de vegetación y de avifauna más valoradas del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel se han recuperado en los últimos meses al reducirse la presencia de especies piscícolas invasoras como la carpa y el percasol que venían agravando la contaminación del agua.

El director del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, Carlos Ruiz de la Hermosa, ha explicado que, a pesar de la reducción del número de hectáreas inundadas, hay que destacar de manera muy notable que han vuelto a aparecer praderas de carófitos, también conocidas como ovas, que llevaban desaparecidas desde 2012 por la contaminación.

Las Tablas de Daimiel. Fuente: Pixabay

Recuperación de comunidades

El grueso de esta superficie se sitúa en los tablazos centrales, de donde desaparecieron en el verano de 2010.  Se estima una superficie con ovas de unas 190 hectáreas de terreno, que supone aproximadamente un 20 % de la superficie inundada en el año hidrológico 2017/18.

En la actualidad se mantienen las praderas presentes en la zona de Las Cañas y se ha secado el resto de la superficie donde se habían desarrollado.

A pesar de esta mejora se mantiene la turbidez del agua como principal problema de la calidad del agua en otras zonas del parque, como las áreas de influencia directa del Guadiana.

En cualquier caso, ha destacado que la aparición de poblaciones de praderas de carófitos es uno de los aspectos más importantes para la conservación del parque, a lo que ha contribuido, sin duda, la ausencia de episodios de contaminación este año y la desecación de algunas zonas del parque.

Especies invasoras

También, en alguna medida, ha advertido, han sido importantes los trabajos de pesca de carpas y otras especies invasoras, que han contribuido a la recuperación de las praderas de ovas.

El efecto en cuanto a la fauna, ha indicado, se ha traducido en que en los últimos censos de nidificantes se ha comprobado un incremento del número de parejas nidificantes de pato colorado, hasta las 160 o 170 parejas, con un aumento del 50 % respecto al año pasado, cuando había entre 900 y 100 parejas.

La cría de estas parejas ha sido muy buena, con polladas medias de 4 pollos, un hecho que pone de manifiesto la relación que el pato colorado tiene con la recuperación de las praderas de carófitos, desaparecidas desde hace años por los episodios de contaminación sufridos.

Otra especie que ha experimentado un notable incremento en el parque es la garceta grande, se mantiene además la tendencia positiva del número de parejas de porrón pardo, con entre 12 y 15 parejas, y también mantiene la tendencia creciente el cormorán.

Desaparición de especies

En la parte negativa, ha señalado, se podría resaltar la casi desaparición de la garcera como se entendía hasta ahora, ya que sólo ha criado bien la espátula, con caídas muy importantes de martinete, garceta común y garcilla bueyera, y tampoco ha criado la garcilla cangrejera y ha disminuido algo la garza imperial.

En la actualidad, ha apuntado Carlos Ruiz, el parque se encuentra recibiendo la aves invernantes como la garza real, el pato cuchara o la cerceta común, además de las grullas que encuentran en Las Tablas de Daimiel un dormidero de primer nivel durante su invernada.

De hecho, la entrada a dormidero de las grullas al atardecer se ha convertido en un gran reclamo turístico del parque nacional, pues su población suele alcanzar miles de ejemplares.

Fuente: EFEverde