Un nuevo protocolo elaborado por el CREAF por encargo de la Generalitat de Catalunya permitirá utilizar los drones en el seguimiento de las actividades extractivas.

CREAF i Exodronics

Vista desde dron de una pedrera. Foto: CREAF i Exodronics

El CREAF y la Generalitat de Catalunya han presentado hoy una nueva metodología que, mediante el uso de drones, debe revolucionar el seguimiento de la restauración ecológica de las explotaciones mineras a cielo abierto. El protocolo, presentado por el investigador del CREAF Vicenç Carabassa, permite hacer un seguimiento detallado tanto del proyecto de rehabilitación de la zona explotada, como del propio proceso de explotación.

«Es unwin-windonde ganan todas las partes, empresa privada, administración pública, y en definitiva la sociedad en general». Por su parte, la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Mercè Rius, ha explicado que «este protocolo innovador nos debe ayudar a las empresas ya la administración a mejorar el seguimiento de las restauraciones de las actividades extractivas, a agilizar la inspección y debe contribuir a una mejora del medio y un incremento de la biodiversidad «.

Un proceso más ágil y barato

La legislación vigente obliga a inspeccionar anualmente las tareas de restauración desarrolladas en cada actividad extractiva. El nuevo protocolo puede agilizar y abaratar mucho este proceso para que los drones pueden sobrevolar las minas rápidamente, obteniendo datos de calidad y objetivas.

En este sentido, permiten obtener, por ejemplo, una topografía de muy alta precisión y evitar hacer el trabajo desde el suelo tal como se hace con los sistemas clásicos.

Además, gracias al uso de sensores y cámaras, los drones pueden hacer más de una acción a la vez. Así pues, esta tecnología permite obtener imágenes aéreas de mucho detalle y construir mapas de cubiertas para ver cómo se regenera la vegetación de las zonas restauradas. De hecho, con la tecnología que se ha testado durante la elaboración del protocolo, se han podido construir imágenes donde se podían diferenciar, incluso, las especies de árboles que crecían cubriendo la zona recuperada.

También son útiles para hacer un seguimiento del polvo que genera la explotación, que puede llegar a zonas de bosques o habitadas, o para controlar los episodios de erosión, que pueden dificultar la recuperación del terreno que se quiere rehabilitar.

El protocolo ha sido elaborado por el CREAF en respuesta a una petición de la Generalitat que quería hacer el proceso más eficiente. Se ha testado en explotaciones con diferentes climatologías y problemáticas que han podido demostrar el amplio abanico de escenarios en los que los drones pueden ayudar.

Sólo en Catalunya hay más de 400 actividades extractivas activas, a las que hay que sumar otras unas 500 que están pendientes de restauración. En total hay una superficie autorizada para explotar o ya explotada de más de 11.000 hectáreas, de las cuales se calcula que un 43% ha sido devuelta a su estado natural anterior, que ha pasado por lo que se denomina un proceso de restauración ecológica

60 hectáreas de un vuelo

El protocolo se ha hecho en colaboración con muchas entidades, públicas y privadas, incluyendo empresas fabricantes de drones y que ofrecen servicios asociados a su uso. En este sentido, personal de investigación implicado en el proyecto ha podido testar diferentes modelos de drones, incluyendo uno de ala fija diseñado y fabricado por la empresa catalana CATUAV, con la colaboración de Exodronics.

Este dron tiene un vuelo rápido, similar al de un avión, a diferencia de los otros que quieren como un helicóptero, que ha permitido sobrevolar minas a cielo abierto de gran tamaño en menos de una hora, un procedimiento que a pie debería hacer en días.

El Cuerpo de Agentes Rurales también ha participado en las pruebas piloto, mediante la realización de vuelos a través de la Unidad RPAS, del Servicio de Apoyo Aéreo. Asimismo, otros centros de investigación como el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya,CTFCo la mismaUniversidad Autónoma de Barcelona, a través del grupo de investigación Grumets, han sido actores importantes para desarrollar o testar partes de la propuesta que se ha presentado hoy.

fuente: CREAF