La economía circular está de moda y cada día que pasa tanto la sociedad como las entidades públicas y las empresas privadas están más concienciadas que la prevención en la generación de residuos es el primer paso dentro de la economía circular, la reutilización es un aspecto cada vez más relevante y el tratamiento mediante valorización frente a la eliminación es un aspecto fundamental de cara al cumplimiento de los objetivos establecidos en 2020 por la Unión Europea. La economía circular juega un papel importante en lo que emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se refiere, de hecho, el IPCC, estima que el sector de los residuos aporta el 3% de los GEI, pero el potencial de reducción excede ese valor sustancialmente.

En España nos encontramos ante un escenario donde existen una gran cantidad de instalaciones de tratamiento y eliminación de residuos, que se diseñaron con técnicas de hace más de 10 años y tienen por tanto un gran potencial de mejora, ya no sólo en cuanto a niveles de recuperación de materiales y por tanto de su valorización se refiere sino en cuanto a la reducción de emisiones GEI.

La valorización de residuos, caminando haca la descarbonización del sector residuos

El sector residuos tiene como factor limitante la financiación inicial, donde en gran parte de los procesos una vez efectuada, apenas modifica los costes posteriores de explotación y sin embargo puede suponer un beneficio ya no sólo del proceso de recuperación y valorización, sino en términos medioambientales, que lo hagan sostenible.

La iniciativa de los fondos CLIMA, convocadas por el Fondo de Carbono para una Economía Sostenible (FES-CO2), incentiva la reducción de toneladas de CO2 equivalente (tCO2eq) en diversos sectores, dentro de los cuales se encuentra el de los residuos, con un pago de 9,70€/tCO2eq evitada. Este tipo de iniciativa puede suponer que las plantas de tratamiento y de eliminación puedan acometer inversiones necesarias para valorizar ya sea de forma material o energética residuos que hasta ahora estaban siendo depositados en vertedero o simplemente no estaban aprovechándose como un recurso en sí y favorecer la economía circular.

Así podemos encontrar:

a)      Depósitos controlados; que suponen el tratamiento final de la mayor parte del residuo en España, y donde no se realiza la desgasificación hasta que se alcanza el fin de operación, ya que hacerlo de otra manera simplemente no estaba contemplado en el proyecto y en su autorización donde lo habitual es hacer una mención genérica a que se desgasificará, sin especificar cuándo.

b)      Vertederos antiguos; hay una gran cantidad de este tipo de vertederos, que son mantenidos pero que no están siendo adecuadamente desgasificados ni controladas sus emisiones.

En este tipo de instalaciones el simple paso de un sistema de venteado donde el biogás generado no es aprovechado, a un sistema de valorización energética de ese mismo biogás puede suponer un ahorro de 0,21 tCO2eq por cada tonelada de residuo depositada en el mismo.

En los sistemas de tratamiento, se ha tratado de reducir los volúmenes eliminados y en recuperar ciertos materiales, con mayor valor económico, pero hay un gran potencial de mejora si se hace un diseño para la reducción de emisiones, que normalmente va asociado a inversiones iniciales que no tienen que ser excesivas pero que no se han considerado.

c)       Plantas de separación mecánica; En este tipo de instalaciones se separan las fracciones del residuo y cada una de ellas reciben el tratamiento más adecuado posible. Las tasas de recuperación de materiales en las plantas que proceden de las fracciones resto varían enormemente desde el 1% al 14%. La evolución tecnológica en estos casos es el factor crítico para conseguir buenos resultados, siendo el dimensionamiento y la antigüedad de las instalaciones un factor añadido importante dado que muchas instalaciones con el tiempo se han quedado pequeñas en cuanto a capacidad de tratamiento se refiere. Existe un elevado porcentaje de instalaciones con rechazos a vertedero superiores al 75%, que son susceptibles de modernización y reforma de los procesos con el objetivo principal de reducir la cantidad de material biodegradable del rechazo con destino vertedero.

La recuperación de materiales como el textil (que suele terminar en vertedero y que forma más del 10% de la composición de la basura) y el papel /cartón (si bien tecnológicamente esta fracción al estar tan degradada en el rechazo es de una dificultad añadida), suponen un ahorro equivalente a los 0,15 tCO2eq por cada tonelada de residuo depositada en el mismo.

d)      Plantas de tratamiento biológico. Normalmente las plantas que arrojan los peores resultados de emisiones son las se han quedado desfasadas tecnológicamente o más importante, aquellas que se han quedado pequeñas en capacidad de tratamiento. El crecimiento de la población ha hecho que muchos gestores de plantas hayan tenido que modificar el proceso por falta de espacio físico en la instalación, con el consiguiente perjuicio para la calidad de éste y esto va asociado adicionalmente al aumento de emisiones.

Es habitual que se añada fracción vegetal al compostaje, cuando termina el proceso dicha fracción vegetal se encuentra sólo parcialmente degradada y es vertida junto con los restos inertes en el vertedero, siendo susceptible de ser recuperada bien para su valorización energética o su reintroducción en el proceso de compostaje, con el consiguiente ahorro de emisiones y de costes.

  • Existen sistemas de recogida selectiva en muchos municipios que podrían valorizarse mediante procesos de biometanización para la recuperación energética o la inyección del biogás a la red, y que sin embargo no se están considerando.
  • El cambio en la legislación provocado por la Ley 22/2011 desencadenó que las plantas de tratamiento de la fracción resto empezarán a producir un residuo denominado material Bioestabilizado, que hasta la fecha se había considerado por sus características químicas como un compost. Esta situación ha provocado en los últimos años que materiales Bioestabilizados que han ido perdiendo sus registros otorgados por el registro de fertilizantes, en muchos casos hayan tenido que ser depositados en vertedero debido a que los costes de gestión por medio de gestores autorizados para llevar a cabo una valorización con R10 se han disparado considerablemente, no siendo rentable. Este tipo de materiales contienen un alto contenido de materia orgánica, lo que supone una oportunidad para poder ser aprovechados como combustibles alternativos y al mismo tiempo reducir las emisiones provocadas por su depósito en los vertederos.

La valorización de residuos junto con un conocimiento de las tecnologías del sector, los factores de emisión por el cambio de una gestión de eliminación a una valorización material o energética aporta valor añadido a las organizaciones y a los profesionales de medio ambiente, para poder tomar decisiones de costes y diferenciarse en un sector cada día más competitivo. Por estos motivos dentro del curso de Valorización de Residuos impartido por el ISM se busca dar a conocer las técnicas no sólo más habituales en la valorización de residuos sino las nuevas tendencias en el sector y una visión ampliada para la mejor toma de decisiones  futuro.