Las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) crecieron un 1,4% en 2017, después de tres años de estancamiento, debido a una aceleración de la demanda de energía, que subió un 2,1 %, el doble del ritmo que se había constatado en 2016, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).