Hoy quiero presentaros a uno de los lugares más especiales y mi rincón favorito de Badajoz, mi ciudad. Se trata de la ZEPA Azud de Badajoz.

ZEPA

Autor: Nacho García

La ZEPA (Zona de Especial Protección para Aves) es una de las figuras de protección establecidas por la Directiva 2009/147/CE, más conocida como la Directiva AVES, que tiene como objetivo la conservación de las especies de aves europeas así como de algunos hábitats fundamentales para ellas.

Estos espacios naturales protegidos se imbrican dentro de la conocida Red Natura 2000 europea. Sólo en España existen 647 ZEPAs, ocupando una superficie total de 15.379.094,33 Ha, lo que supone algo más del 20% del territorio nacional.

Aunque siempre asociamos los espacios naturales con el campo, el monte o las montañas, existen diversas ZEPAS urbanas, todas ellas situadas en Extremadura. La mayor parte de ellas consisten en antiguas edificaciones que acogen colonias de cernícalo primilla (Falco naumanni) y existe un incluso un proyecto LIFE+ europeo, LIFE-ZEPAURBAN, que se encarga de ayudar a gestionarlas y promocionarlas.

Pero aparte de estas edificaciones, existen también otras dos ZEPAS que incluyen territorio urbano, ambas en el entorno del río Guadiana. Y entre ellas la que nos ocupa, la ZEPA Azud de Badajoz.

Esta ZEPA fue declarada en 2004 y comprende un tramo de 17 km del Río Guadiana, unas 400 Ha, que incluye la parte urbana que discurre bajo los cuatro puentes que comunican ambas orillas.

Este espacio alberga una numerosa comunidad de ave,  contabilizándose más de 135 especies de aves. Entre todas ellas, destacan sin duda las ardeidas, el grupo de las garzas, con grandes dormideros de garcilla bueyera (Bubulcus ibis), garceta común (Egretta garzetta) y martinete (Nycticorax nycticorax). Pero también es fácil encontrar a representantes de mayor tamaño, como la garza real (Ardea cinerea), la garza imperial (Ardea purpurea) o la garza blanca (Ardea alba), así como los más pequeños, como el avetorillo (Ixobrychus minutus) o la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides). Y hasta el elusivo avetoro (Botaurus stellaris) ha sido avistado entre sus orillas.

Garza blanca

Garza blanca, también conocida como garceta grande. Autor: Nacho García

Pero también los rálidos se encuentra bien representados, con grandes poblaciones de focha común (Fulica atra), gallineta (Gallinula chloropus) o el fantástico calamón (Porphyrio porphyrio), que se deja ver entre el carrizo y las tifas. Todo un lujo para los sentidos más despiertos.

Y sin olvidar tampoco a los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), que también forman enormes dormideros y que pasan el invierno pescando en sus aguas.

Unaos de los últimos visitantes que han decidido quedarse en el entorno del río son los bandos de espátulas (Platalea leucorodia) y, sobre todo, los grandes grupos de moritos (Plegadis falcinellus), que llegan a superar el centenar mientras escarban los limos de las orillas con su largos picos curvos en busca de alimento.

Pero no sólo las aves más acuáticas integran la increíble fauna urbana de la ciudad. Su densa vegetación de ribera acoge a todo tipo de paseriformes, desde los pequeños cetia ruiseñores (Cettia cetti) que cantan incansables entre los carrizos hasta ese relámpago azul eléctrico que es el martín pescador (Alcedo atthis) cuando que vuela velozmente a ras de agua.

Moritos

Grupo de moritos descansando aguas arriba del azud. Autor: Nacho García

Pero no es el martín el único pescador que encontramos. Al menos una pareja de águilas pescadoras (Pandion haliaetus) surca con frecuencia el cielo entre los edificios, lanzándose a capturar un pez de cuando en cuando. Al igual que lo hacen los milanos negros (Milvus migrans), que también suelen merodear las orillas. O la ágil nutria (Lutra lutra), que nada y se deja ver bajo los arcos de los puentes, donde se solea y sale a comer algún cangrejo o pez.

Sin embargo, no todo es maravilloso en esta singular área protegida. Y es que la presencia de una gran variedad de especies invasoras, como el camalote (Eichhornia crassipes), el nenúfar mexicano (Nymphaea mexicana), el cangrejo americano (Procambarus clarkii), la tortuga de Florida (Trachemys scripta) o los estrilda comunes (Estrilda astrild) están poniendo este frágil ecosistema bajo una gran amenaza.

Además, a pesar de estar en pleno corazón de la ciudad, la gente apenas lo conozco y la limpieza y el civismo a menudo brillan por su ausencia, dejando sus orillas plagadas de basuras. Lo que unido a una mala gestión de los usos y vertidos agrícolas, hacen que la estabilidad del ecosistema peligre continuamente.

Por todo esto, una parte fundamental en la estrategia de cualquier área protegida es no sólo la difusión de su riqueza natural, de su historia y de su entorno, sino también una importantísima labor de educación ambiental, de concienciación tanto de habitantes como de visitantes de la zona, para que puedan contribuir de forma activa a la conservación de los espacios naturales protegidos y actúen como verdaderos embajadores de la misma. Y es que, lo que no se conoce no se puede amar y proteger.

La ZEPA Azud de Badajoz es una pequeña joya que me encantaría que conocieras si alguna vez tienes la oportunidad de pasar por Badajoz. Un pedazo de naturaleza con gran biodiversidad que convive apaciblemente con los más de 140000 habitantes de la ciudad, deleitándonos a los pocos que nos acercamos a sus orillas con los ojos bien abiertos y hambre de naturaleza salvaje. ¿Dejarás que te seduzca a ti también?

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