Muchas gracias, Ilona, Paul y Duncan por mostrarnos que la “apatía es aburrida (Apathy is boring). Las personas y los jóvenes no carecen de motivación, sino la carencia de líderes que marquen un camino de coherencia y liderazgo, donde el sentido del bien común hacia un hecho cierto de solidaridad transcienda las fronteras mentales de cada uno.

apathy is boring

La naturaleza requiere con urgencia solidaridad. Es sabido de los enormes beneficios que brinda la naturaleza a las personas, a las zonas urbanas. Es un hecho comprobado su “utilidad” en la promoción, mantenimiento y  recuperación de la salud. Además de los efectos positivos en la calidad ambiental y estética de la ciudades entre otros. A pesar de los beneficios que nos brinda gratuitamente la naturaleza; los ciudadanos nos hemos visto envueltos en una “apatía generalizada por los asuntos medioambientales; dejando que la integridad de los ecosistemas se degraden y que nuestros hermanos, los animales,  vayan sin más desapareciendo; a pesar de que ellos tienen también deseos de futuro (Frank de Waal, primatólogo).

Con el paso del tiempo, la indiferencia se convierte al final en un arma devastadora

– Anónimo

La pandemia del Covid-19 ha puesto el acento en que debemos re-imaginar lo que es una ciudad, y lo que significa ser un habitante urbano en el futuro, o más bien de hoy. Cobrando gran importancia el contar con paisajes urbanos de calidad, más naturales, saludables y empáticos.

Parte de la solución nace en re-introducir la naturaleza a nuestras ciudades, re-conectando a las personas con los ritmos de la naturaleza y adoptando firmes decisiones  políticas públicas que favorezcan un camino hacia ciudades más naturales, saludables y empáticas.

Integrar las ciudades con la naturaleza pasa por comprender que las personas, las infraestructuras y la naturaleza interactúen como un ecosistema único, apoyándose positivamente cada parte como un todo. Buscando un modelo de ciudad que funcione bien para los ciudadanos y funcione bien para la naturaleza.

le corbusier

Integrar la naturaleza en las ciudades nos hace más resilientes y por ende más fuertes frente al cambio climático. Así mismo, supone que las personas obtendrán los beneficios que la naturaleza ofrece de forma gratuita permitiéndoles mejorar su calidad de vida física y emocional. Los dos factores  clave para re-imaginar la ciudad:

  • Gestores públicos comprometidos, capacitados y orgullosos de hacer ciudades de calidad.
  • Ciudadanos comprometidos que tengan un sentimiento de pertenecía con sus barrios; en donde puedan vivir, trabajar y prosperar de forma saludable con la naturaleza.

Para que esto suceda, es imprescindible que gestores públicos y ciudadanos dejemos atrás nuestra apatía y actuemos con responsabilidad de transcendencia y conectemos con “pensamientos catedral”.

Siguiendo a Roman Krznaric (filósofo y profesor de la Universidad de Cambridge) debemos dejar atrás la tiranía del ahora, para emprender un viaje de pensamientos y acciones de largo recorrido que sean empáticas con las generaciones venideras. Es tiempo de sembrar semillas de “proyectos con un horizonte muy amplio, tal vez décadas o siglos por delante, bajo la idea de las catedrales medievales. En Europa, la gente comenzaba a construirlas y sabía que no las verían terminadas en el transcurso de sus vidas” … “Los seres humanos han sido muy buenos en ese tipo de pensamiento, mucho más de lo que nos imaginamos. Esa forma de pensar permitió levantar la Gran Muralla China o viajar al espacio, construir Machu Picchu o Brasilia: no sólo era actuar para el aquí y el ahora”.

the good ancestor

Es momento de ser radicales con el futuro, Paisaje Transversal nos habla de “escuchar y transformar la ciudad donde “los ciudadanos puedan sentirse identificados y escuchados como partes de un proceso de transformación que favorezca la colaboración y un mejor entendimiento entre instituciones, profesionales y ciudadanía”. Convirtiendo la Gobernanza participativa (democracia abierta o en red) un remedio para superar la apatía; sintiéndonos actores de cambio y conectar con el futuro de nuestras familiares por medio de “diseños de futuro”.

Nuestro mejor legado es tomar conciencia de que nuestras decisiones de hoy van a influir a las personas y a la naturaleza de dentro de varios años. En definitiva, súmate y deja la apatía. Es tiempo que cada persona sea protagonista de sus pensamientos catedrales que regirán el futuro y será su legado.

Desde el Instituto Superior del Medio Ambiente, nos súmanos al movimiento de re-imaginar que las ciudades  forman parte de nuestro legado para ayudar hoy a construir Ciudades verdes: hacia la regeneración urbana. En el curso exponemos herramientas teóricas y prácticas básicas de implementación de planes de renaturalización de las ciudades a través de los espacios verdes urbanos, periurbanos y naturales interconectados. Todo ello a través de acciones de agricultura urbana, sistemas de drenaje sostenible, muros y tejados verdes entre otros, con el fin de conseguir un urbanismo sostenible en nuestras ciudades.

Nuestro legado, también, se materializa en colaborar con Eden Projects, a traves Tree-Nation. Eden Projects ayuda a restaurar paisajes degradados en países en desarrollo bajo un enfoque agrosilvicultural buscando mejorar la productividad de las tierras y, al mismo tiempo, que sean ecológicamente sostenibles. Nuestras aportaciones en árboles a los proyectos de Eden Projects entendemos que ayudan a mejorar las condiciones de los paisajes de hoy con valores persistentes a largo plazo.

Gonzalo de la Fuente de Val, Doctor en Ciencias Biológicas, es docente en el ISM del curso Ciudades verdes: hacia la regeneración urbana.