La plataforma Retorna tiene en marcha, en Cadaqués, una experiencia piloto para probar el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de Envases (SDDR). La prueba se lleva a cabo entre el 15 de abril y el 30 de junio de 2013 y tiene por objetivo comprobar la viabilidad de este sistema de gestión de residuos de envases en el entorno mediterráneo. El SDDR funciona en otros lugares de Europa y del mundo, pero ¿es adecuado para abordar la gestión de residuos en nuestro país?

Depósito, devolución y retorno

Ticket depósito SDDR

Los sistemas de depósito, devolución y retorno están contemplados en la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, como herramienta para fomentar la prevención y promover la reutilización y el reciclado de alta calidad. Tal y como se puede comprobar en la experiencia piloto desarrollada en Cadaqués eso es precisamente lo que se consigue: un flujo separado de residuos que tienen una mejor salida en el mercado del reciclaje. Al recogerse sin mezclar con otros generan una materia prima valiosa para la industria de la recuperación.

El mecanismo para conseguir este flujo separado de envases es el incentivo económico: cada consumidor deja un depósito cuando adquiere un producto envasado. Esa misma cantidad le será devuelta cuando retorne el envase. Para que esto funcione deben existir establecimientos que comercialicen los productos cuyos envases están adheridos al sistema y que estén dispuestos a aceptar de vuelta dichos envases. Una pequeña comisión por envase recuperado facilita las cosas.

Máquina SDDR

Por su parte, en función de las características de cada establecimiento, el retorno del envase y la devolución del depósito puede ocurrir o bien siguiendo un modelo manual o bien a través de uno automático. El modelo automático es esa máquina verde que aparece en la imagen. Está programada para identificar lo que dejamos en ella, procesarlo y, en este caso, imprimir un vale mediante el cual podemos recuperar el valor del depósito de los envases devueltos al sistema. La máquina comprime los envases y los separa en metálicos y plásticos.

En el esquema manual la persona del establecimiento recibe los envases y nos compensa, bien con los envases de los productos que compramos, bien devolviendo el importe de la fianza. En este caso almacena en bolsas las latas y las botellas recibidas. Estas bolsas se precintan y almacenan a la espera de su retirada a la planta de conteo.

Conteo de envases y separación de materiales

Conteo automático SDDR

Una vez retirados de los establecimientos, bien de las máquinas, bien de la recogida manual, los envases recuperados se llevan a una planta con distintas líneas automatizadas para procesarlos.

Si venían de la recogida manual, los envases vienen en una bolsa con un precinto que garantiza la trazabilidad del sistema permitiendo asignar el contenido al establecimiento del que procede. El contenido de la bolsa se deposita en una máquina que es capaz de leer envase a envase, lo que no sólo los cuenta, también permitiría recopilar información sobre el envasador que lo puso en el mercado y el material en el que está fabricado.

A continuación todos los envases, los que se acaban de contar (procedentes de la recogida manual) y los que venían contados y compactados de la recogida automática, pueden pasar por una línea de clasificación que separa, en función de sus características físicas, por tipo de materiales. De este modo ya tenemos separados los metales férricos de los que no lo son y ambos de los plásticos. El material clasificado se compacta y se obtienen balas empacadas de material de alta calidad, con muy bajo porcentaje de impropios, listo para la industria del reciclado.

¿Envases de primera y envases de segunda?

Recogida manual en establecimientos

Sin lugar a dudas, el SDDR tiene muy buena pinta y parece atractivo para determinados envases, tales como botellas de PET y latas de aluminio. Pero ¿qué pasa con el resto de los residuos? Y, más particularmente ¿qué ocurre con envases difícilmente susceptibles de entrar en este modelo, tales como bolsas de diversos materiales que nos permiten llevar a casa alimentos congelados, entre otras cosas?

Cabe recordar que la prioridad en el ámbito de los residuos debería ser la prevención, evitar que se generen y, cuando esto no es posible, que estén diseñados de tal manera que sean fácilmente recuperables y valorizables. Pero con los envases, particularmente en el ámbito de la alimentación, esto no siempre es posible, tanto por la existencia de envases complejos como por características que dificultan su procesado de manera automatizada. Nos queda entonces la posibilidad de mejorar la recogida y recuperación de esos envases.

En este sentido, el SDDR garantiza un mejor resultado en la recogida y reciclado de unos determinados residuos, abriendo la puerta (una vez que el sistema se generalice y cuente con la infraestructura necesaria) a la sustitución de esos envases de un sólo uso por otros reutilizables, lo que reduciría significativamente el impacto ambiental y la huella ecológica asociados al consumo de productos comercializados en estos envases.

Por otro lado, se conseguiría una mayor especialización en los flujos de residuos, lo que podría ser un incentivo para el desarrollo de tecnologías especializadas para procesar y recuperar materiales contenidos en ellos. De este modo, lo que actualmente se considera un impropio y no es deseable que llegue a las plantas de clasificación de envases podría convertirse en la materia prima de nuevas actividades de valorizacióndiseñadas específicamente para ese flujo de residuos.

Los datos

Código de trazabilidad

Para poder medir y evaluar los resultados de la experiencia piloto, el SDDR de Cadaqués cuenta con un sistema de trazabilidad de los envases puestos en el mercado en el municipio. Para ello se etiquetan con un código de barras que contiene información sobre el tipo de comercio que los vende y el periodo temporal. Esto permitirá saber si los envases comercializados se retornan al mismo establecimiento del que salieron.

La información provisional es que se han recuperado más de 40.000 envases en las 6 primeras semanas del experimento. Aproximadamente se comercializan al día 1.200 envases sujetos a SDDR y se recuperan unos 1.100. Esto no significa que casi todos los envases puestos en el mercado en Cadaqués se recuperen allí mismo, ya que la importancia turística del municipio hace que entren envases traídos de otros lugares y algunos de los comprados aquí acompañen a los visitantes en su viaje de vuelta a su lugar de origen. Lo bueno de esta experiencia piloto es que con el sistema de trazabilidad comentado estos flujos se podrán evaluar y obtener conclusiones.

Lo que, en palabras del alcalde de Cadaqués, sí es una consecuencia directa del SDDR es la desaparición de latas y botellas de las calles del municipio. Con el incentivo económico al reciclaje se consigue reducir drásticamente el abandono de este tipo de residuos, consiguiendo una mayor limpieza de las calles que, a su vez, previene del abandono de otros residuos en la vía pública.

En materia de residuos falta mucho por hacer, especialmente si tenemos en mente el objetivo de residuo cero. Quizá algún día demos con envases ideados por todos los agentes implicadosde modo que cumplan su función sin generar impacto ambiental. Mientras tanto hay que seguir buscando sistemas para que los materiales de nuestros residuos no se dispersen en el entorno. Y si el incentivo económico es una buena forma de evitar que las botellas de plástico se pierdan en el océano y las latas se acumulen en las cunetas de las carreteras ¿por qué no vamos a probarlo?

Alberto Vizcaíno colabora con el Instituto Superior del Medio Ambiente como docente de los cursos: Agenda 21 y Herramientas de Sostenibilidad, Transporte de Mercancías Peligrosas y Legislación Ambiental