Soy Ingeniero de Montes y después de unos años de ejercicio profesional cursé un MBA, en el que, pese a mi escepticismo inicial, me divertí y aprendí muchas cosas interesantes. Entre otras, que las cosas se podían hacer de una manera muy diferente a como las vivía en el día a día de la empresa en que trabajaba entonces, donde tenía la oportunidad de ver muchos días el negativo de la teoría que estudiaba. Mi paso posterior por otras empresas de diverso tamaño, desde enormes multinacionales a nacionales pequeñas y medianas, no ha hecho mejorar mi opinión sobre la baja cualificación profesional, y sobre todo personal, de bastantes de los directivos y mandos intermedios con los que he tenido la oportunidad de trabajar. Pero esa es una cuestión que dejo para otro día.

Mi andadura profesional empezaba casi al mismo tiempo que nacía la primera Ley de Evaluación de Impacto Ambiental, hace ya algún tiempo. De entonces a acá he tenido el privilegio de vivir en primera persona enormes cambios en materia de medio ambiente, en esta piel de toro que nos atormenta. Cambios que no siempre han seguido el mejor camino posible, pero que casi siempre han supuesto una mejora para el medio ambiente.

Progresivamente se iba mejorando en materia de aguas, residuos, calidad del aire, ruido, suelos contaminados…. A pesar de las quejas y protestas de los grupos ecologistas, no siempre acertadas ni bien dirigidas, nunca el medio ambiente en España ha estado tan bien como ahora. Y nunca ha tenido tanto potencial de mejora, gracias a las Directivas Europeas y a un creciente e imparable empuje social.

Junto a las mejoras, innegables, se han perdido oportunidades inmejorables para progresar mejor y más eficientemente. Un buen ejemplo lo supuso la entrada en vigor de la legislación de IPPC. Desgraciadamente los trámites de Autorización Ambiental Integrada se han superpuesto, incómodamente casi siempre, a los de Evaluación de Impacto Ambiental. Dos trámites que con frecuencia se unifican y crean un batiburrillo administrativo difícil de comprender para los administrados de a pié. ¡Qué oportunidad perdida de llenar las obligadas lagunas que con frecuencia tiene la Evaluación de Impacto Ambiental!

En efecto, los Estudios de Impacto Ambiental se realizan, casi siempre, en una fase de definición de los proyectos, muy básica y preliminar, en que algunas cosas importantes no quedan definidas, porque a ese nivel no pueden estarlo. Este debería ser el momento de evaluar si el proyecto propuesto es, en general, viable, aportando la componente ambiental a la toma de decisiones. Y la Autorización Ambiental Integrada debería abordarse en una fase posterior, con el proyecto bien definido, estableciendo con fundamento las condiciones adecuadas de operación.

Viaducto del AVE. Foto: Flickr Hadrián Fernández

Otro salto significativo para el medio ambiente en España es la nueva Ley 26/2007 de responsabilidad medioambiental, que viene a introducir interesantes novedades, entre las que merece la pena resaltar las siguientes:

  • Incorpora el concepto de probabilidad de ocurrencia, que ayuda a matizar la gravedad de las consecuencias que se pueden derivar de un determinado proyecto. Si algo es muy poco probable que ocurra, aunque pueda ocasionar graves consecuencias, su riesgo ambiental no tiene que ser necesariamente alto.
  • Introduce la valoración económica en el medio ambiente, lo cual no está exento de dificultades y controversia, pero pone las cuestiones ambientales en una unidad que todos entendemos y hace más fáciles las comparaciones y la toma de decisiones.

Pero como la felicidad nunca puede ser completa, el tema de la responsabilidad medioambiental ha tenido la típica “arrancada de caballo andaluz y parada de burro manchego”. En los próximos años veremos novedades interesantes en esta materia.

La capacidad de aparición de nuevos temas o enfoques en medio ambiente es inagotable. Buena prueba de ello son los conceptos que cada vez se oyen con más fuerza en este país y que fuera ya tienen un apreciable recorrido. Me refiero a las huellas de Carbono, de agua, ecológica; las Declaraciones Ambientales de Producto; el Análisis del Ciclo de Vida; el ecodiseño; la compra verde; el márketing verde; Responsabilidad Social; y tantas otras cosas que nos mantendrán entretenidos en los próximos años. Todas ellas implican una visión desde una perspectiva diferente, que busca el mejor diseño ambiental posible para los productos y los servicios.

Me propongo seguir todos estos temas (que sin duda conllevan una mejora del medio ambiente, incluso cuando sólo se usan como reclamo publicitario), desde esta Comunidad ISM, a la que agradezco la oportunidad que me brinda de contribuir a un intercambio de informaciones y opiniones, así como a un sano debate.

Enhorabuena a los padres de la Comunidad ISM por tan magnífica idea. Confío estar a la altura de las ganas, el talento y el esfuerzo que le habéis puesto a este nuevo y retador proyecto, al que aporto encantado mi modesta contribución.

José Luis Canga Cabañes, Ingeniero de Montes. Director Técnico. Abaleo S.L.