La Economía Circular es el “palabro” de moda. Mucha gente habla de él, pero poca la conoce bien.

Y no es raro ver asociado el nombre de Ecoembes con el concepto de Economía Circular. ¿Hasta qué punto esta asociación es acertada? Si se llega a generalizar la aplicación de los principios de la Economía Circular, ¿Ecoembes tendrá cada vez un negocio más amplio y saneado o tendrá que reinventarse? Vamos a intentar aclararlo.

La economía circular es un sistema industrial que es reparador y regenerativo, desde su concepción y diseño; y que pretende conseguir que los productos, los componentes y los recursos en general, mantengan su utilidad y valor la mayor cantidad de tiempo posible, a lo largo de todo su ciclo de vida.

La economía circular es una economía industrial que:

  • Es restaurativa por principio. Se reemplaza el concepto de ‘fin de vida’ por el de reparación, reutilización y reacondicionamiento o restauración. Los residuos no existen.
  • Trata de depender sólo de energías renovables.
  • Minimiza y elimina el uso de productos químicos tóxicos, que perjudican la reutilización.
  • Mediante un diseño cuidadoso de los materiales, los productos y los sistemas procura que todos ellos mantengan su valor, todo el tiempo posible, a lo largo de su ciclo de vida; y al final evita o minimiza la generación de residuos.

La economía circular defiende la necesidad de un modelo de negocio de «servicio funcional», en el que los fabricantes retienen todo lo posible la propiedad de sus productos y se responsabilizan de su correcta gestión al final de su vida útil. Y, cuando es posible, actúan como proveedores de servicios, en lugar de como vendedores de cosas; es decir, al cliente se le vende el uso de los productos, no su consumo unidireccional. De esta forma se asegura que el fabricante se responsabiliza del producto al final de su vida útil y hace todo lo posible para aprovecharlo al máximo, mediante su reparación, su recuperación, su remanufacturación y su reciclado.

Este cambio tiene implicaciones directas para las empresas, que deben:

  • Desarrollar sistemas de devolución eficientes y eficaces.
  • Emplear prácticas de diseño de nuevos modelos de productos y negocios, que generen productos más duraderos, faciliten el desmontaje y la renovación.
  • Convertir los productos en servicios, cuando sea posible.

En la web de Ecoembes se puede leer: “Con el objetivo de trabajar en pro de la economía circular, en Ecoembes, como organización medioambiental que coordina el reciclaje de envases en España, llevamos más de 20 años apostando por este tipo de estrategia. …. nos hemos marcado la meta de seguir incrementando la tasa de reciclaje de envases domésticos en España”.

Además, Ecoembes ha creado TheCircularLab, un centro de innovación sobre mejores prácticas y líneas de innovación en el ámbito de los envases y su reciclado. En él se mencionan dos líneas de investigación:

  • Una centrada en el desarrollo de los envases del futuro, en que se proponen recomendaciones para emplear el menor número de recursos, y que estos sean preferentemente sostenibles. Para obtener envases más sostenibles, se introducen materiales reciclados en los procesos de producción, de tal modo que se reduzca la huella ambiental de los envases y se incremente su reciclabilidad. Al mismo tiempo se promueve el consumo responsable en el ciudadano.
  • La segunda línea de investigación trabaja en la creación de herramientas digitales que ayuden a los ciudadanos a resolver sus dudas a la hora de elegir el contenedor más adecuado para su recipiente. Y se complementa con el diseño de campañas de educación ambiental.

Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿estos planteamientos de Ecoembes se pueden considerar inspirados en los principios de la Economía Circular? Hay que reconocer que mejorar el reciclado es bueno y que las dos líneas de investigación planteadas en TheCircularLab son muy positivas, pero, como veremos a continuación, no son suficientes. En puridad, estos planteamientos no son propios de la Economía Circular; tienen que evolucionar para serlo. Veamos porqué.

En nuestra economía lineal actual se ha trabajado mucho en mejorar la eficiencia en el uso de los recursos y en emplear nuevas formas de energía; pero se ha trabajado poco en diseñar sistemáticamente los productos para evitar las pérdidas de materiales a lo largo de su ciclo de vida y su envío a vertederos.

A pesar de su gran evolución y diversificación, nuestra economía industrial (y el modelo actual de Ecoembes forma parte de él) sigue siendo un modelo lineal de producción, basado en “extraer, fabricar y desechar”, que sólo es viable si se dispone de grandes cantidades de energía y recursos, baratos y de fácil acceso (algo que ya no es posible en muchos casos).

Sigue siendo necesario incrementar la eficiencia (como pregona Ecoembes), pero para abordar la magnitud de la escasez de recursos que puede producirse, a la minimización en el consumo de recursos se debe unir una nueva forma de trabajar con los productos. Es preciso pasar de consumir y descartar productos, a utilizarlos y reutilizarlos en la mayor medida posible, en línea con los patrones de los sistemas vivos, lo que es vital para garantizar que el crecimiento continuo genere una mayor prosperidad.

Como hemos dicho al principio, en la Economía Circular no hay residuos, como concepto. Hay materiales, productos y sistemas, ecodiseñados para que todos ellos conserven su valor en el Ciclo de Vida, la mayor parte del tiempo posible; y para permitir la reparación, la reutilización, la remanufacturación y, cuando ya no quede otro remedio, el reciclado. Una cosa muy importante en la Economía Circular es que, tras todos los usos posibles, el fabricante de un producto debe responsabilizarse de «recogerlo y reciclarlo» al final de su vida útil.

En el gráfico siguiente se esquematiza cómo, en el enfoque de la Economía Circular, las empresas buscan la innovación en cada etapa del ciclo de vida.

Econmía Circular

Fuente: The new big circle. Achieving growth and business model innovation through circular economy implementation. World Business Council for Sustainable Development and The Boston Consulting Group. 2018.

Hay otra diferencia sustancial con la actividad de Ecoembes, que es preciso resaltar. Es preciso pasar de consumir y descartar productos, a utilizarlos y reutilizarlos en la mayor medida posible. En la Economía Circular los materiales técnicos (por ejemplo, los polímeros, aleaciones y otros materiales hechos por el hombre) están diseñados para usarse nuevamente con un consumo de energía mínimo y conservando toda la calidad posible. Por el contrario, al reciclar normalmente se asume que se produce una reducción en la calidad y que los materiales se retroalimentan al proceso como materia prima bruta, normalmente de menor calidad.

El enfoque actual de la operación de Ecoembes es la ecoeficiencia, que comienza con la suposición de un flujo de materiales lineales y unidireccionales, a través de los sistemas industriales: las materias primas se extraen del medio ambiente, se transforman en productos y finalmente se eliminan. En este sistema, las técnicas ecoeficientes solo buscan minimizar el volumen, la velocidad y la toxicidad de los flujos de materiales en el sistema, pero son incapaces de alterar su progresión lineal. Algunos materiales se reciclan, pero a menudo como una solución al final de la tubería, ya que estos materiales no están diseñados para ser reciclados. En lugar de un verdadero reciclaje, este proceso supone una pérdida en la calidad del material (downcycling), lo que limita la usabilidad y mantiene la dinámica lineal del sistema, de flujo de materiales desde la cuna hasta la tumba. Por eso no es correcto que, en el momento actual, Ecoembes se asocie tan automáticamente con la Economía Circular y se diga que lleva 20 años trabajando en esta línea.

En contraste con este enfoque de minimización y desmaterialización (la ecoeficiencia aplicada en Ecoembes), el concepto de ecoeficacia (propio de la Economía Circular) propone la transformación de los productos y los flujos de materiales, de modo que el objetivo no es minimizar el flujo de materiales de la cuna a la tumba, sino generar «metabolismos» cíclicos de la cuna a la cuna, que permitan a los materiales mantener su estado como recursos y acumular valor a lo largo del tiempo (upcycling).

A continuación, se muestra un esquema del fabricante de cervezas Carlsberg, que aplica los principios de la economía circular en su negocio y distingue claramente entre: el enfoque tradicional de eficiencia en la reducción y reciclado de sus envases (downcycling), que es la parte roja en la mitad inferior del esquema; y el de eficacia (en la parte verde de la mitad superior del esquema), en que se ecodiseñan los envases para conseguir el upcycling (conservar el valor de los materiales todo lo posible, a lo largo de todo el ciclo de vida), se plantea la reutilización y se trabaja en repensar nuevas formas de desarrollar su actividad.

En definitiva, actividades como la de Ecoembes tienen un papel importante en el desarrollo de la Economía Circular; el reciclado seguirá siendo necesario, pero de otra manera y, probablemente en menor cuantía, en su formato actual. Ecoembes debe introducir cambios radicales en el planteamiento de su negocio; debe incorporar en su esencia los principios de la Economía Circular:

  1. Preservar y mejorar el capital natural, controlando las existencias de recursos finitos y gestionando los flujos de recursos renovables.
  2. Optimizar el uso de los recursos, haciendo recircular los productos, componentes y materiales utilizados, con el mayor valor y la máxima utilidad posibles, en todo momento.
  3. Fomentar la eficacia del sistema, poniendo de manifiesto y eliminando las externalidades negativas.

Esto supone diseñar pensando en el ciclo de vida completo, de modo que: los productos puedan remanufacturarse, restaurarse y reciclarse; y que los productos, los componentes y los materiales recirculen y sigan contribuyendo a la economía. Este tipo de sistemas reduce la velocidad de rotación de los productos, al incrementar su vida útil y fomentar su reutilización. A su vez, fomentan que se compartan productos y servicios, lo que hace que se incremente la utilización de los productos.

En definitiva, Ecoembes puede tener mucho que decir en materia de Economía Circular, pero para ello tiene que cambiar. Debe trabajar en:

  • El diseño de nuevos modelos de productos y negocios, que generen productos más duraderos, que faciliten la renovación/remanufacturación, la reutilización, el desmontaje y el reciclado (pero con la perspectiva del upcycling; no con la actual del downcycling.
  • El desarrollo de sistemas de devolución eficientes y eficaces. El reciclado debería reducirse, pero será necesario crear y optimizar soluciones de logística inversa e infraestructuras para la recolección, el transporte y la clasificación, que hagan viable la remanufacturación, la reutilización y el reciclaje.

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