¿Quién no ha echado en la basura de casa en Navidades algo sabiendo que lo estaba haciendo mal? ¿Quién no ha pensado en estos días de fiesta: “bueno por un día no pasa nada porque lo tiremos todo al mismo cubo”?

Creo que es una práctica muy común que en Navidad nos olvidemos de lo poco que cuesta separar las basuras que generamos estos días, que además suele ser una cantidad mayor de lo habitual, y mezclemos todas las fracciones en una misma bolsa.

Las cenas y comidas en las que se junta toda la familia son siempre un momento conflictivo para aquellos que queremos que cada residuo vaya a “su sitio” y las prisas y desconocimiento de los que piensan que no es importante hacer esta separación. Lo mismo sucede los días en los que abrimos los regalos que nos hemos merecido por nuestro buen comportamiento y en los que la cantidad de envoltorios que hay que tirar es más que considerable.

Imagen de un área de aportación repleta de residuos "navideños". Foto: aguilardigital

Podremos estar de acuerdo o no con el tipo de separación que tenemos que realizar en nuestros hogares, pero lo que sí es cierto es que en estas fechas en las que nos juntamos muchos en casa sólo es cuestión de organizarse para, disfrutando de las Navidades y dejando que la emoción y el jolgorio dominen esos momentos (que es lo que debe ser), sigamos haciendo lo mismo de siempre: separar el vidrio, el papel y los envases generados para poder depositarlos luego en su correspondiente contenedor o elaborar bonitos adornos navideños a partir de materiales reciclados.

Quizá este post no aporte nada nuevo, pero si sirve para que por lo menos lo recordéis y colaboréis con el reciclaje cuando en Nochebuena estéis ayudando a recoger la mesa, me daré por satisfecha de haberos hecho reflexionar de la importancia de separar en cualquier momento.

María Álvarez participa como docente en el curso online del Instituto Superior del Medio Ambiente: Gestión de Residuos Urbanos