La población de lince ibérico ronda ya los 600 ejemplares en libertad -según los últimos datos- tras bordear y esquivar la extinción a principios del siglo, cuando el censo descendió dramáticamente de los cien.

Los sucesivos proyectos de recuperación y conservación de la especie, sustentados en gran medida en los programas de cría en cautividad, han propiciado que la especie haya pasado de la catalogación de «en peligro crítico de extinción» en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza a la de «en peligro» y que aspire ya a ser calificada como «vulnerable».

Los primeros esfuerzos (entre 2002 y 2006) se centraron en recuperar las poblaciones en Andalucía; después (entre 2006 y 2011) los trabajos se volcaron en la creación de nuevos núcleos, también en Andalucía.