Así lo afirmó ayer el ministro irlandés de Comunicaciones, Energía y Recursos Naturales, Pat Rabbitte, al término de un encuentro de dos días de responsables comunitarios del ramo organizado por el Gobierno de Dublín, que ostenta la presidencia rotatoria de la UE durante el primer semestre del año.

El comienzo de esta reunión coincidió con el final de otra de titulares europeos de Medio Ambiente, lo que permitió abordar estos asuntos «en una sesión conjunta», destacó Rabbitte.

Las conversaciones han servido, explicó, para facilitar la «identificación» de los «puntos clave y prioritarios» necesarios para articular una política «coherente» sobre energía y cambio climático más allá de 2020.

Cambio climático y energía

La UE continúa trabajando para presentar un frente común de cara a negociar un nuevo acuerdo internacional sobre el cambio climático en 2015, que debería entrar en vigor en 2020.

En este sentido, Rabbitte destacó que Europa debe de estar preparada para afrontar «la transición» hacia una «economía competitiva» basada en las «bajas emisiones» de los llamados gases de efecto invernadero.

Bruselas también quiere avanzar para alcanzar los nuevos objetivos de obligado cumplimiento para 2030 en materia energética y de reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) planteados por la Comisión Europea (CE).

Será necesario que el «nuevo marco» tenga en consideración «las actuales dificultades económicas» y, al mismo tiempo, sea «ambicioso», dijo Rabbitte respecto a un asunto sobre el que comparte las «mismas preocupaciones» que el comisario comunitario de Energía, Günther Oettinger, presente en la reunión de Dublín.


Reto:la financiación

«Otro reto al que se enfrentan los ministros de Energía es encontrar la financiación necesaria para apoyar la modernización energética que demandan los objetivos marcados para 2020», señaló Rabbitte al referirse a la búsqueda de dinero para aplicar la nueva directiva sobre eficiencia energética de la UE.

Las nuevas normas comunitarias obligan a la administración central de cada país a renovar un 3 por ciento de sus edificios con una superficie útil de más de 500 metros cuadrados (250 metros cuadrados a partir de julio de 2015) cada año para hacerlos más eficientes.

Según Rabbitte, sus colegas reconocen el potencial que tiene para el «crecimiento y la creación de empleo» una «campaña sostenida» que promueva «la eficiencia energética» en «las viviendas, oficinas y negocios», donde, aseguró, se consume el 40 por ciento de toda la energía.

Fuente: EFE verde