Este novedoso sistema de posicionamiento vía satélite permitirá descubrir datos hasta ahora desconocidos y «muy valiosos para la conservación de la especie», como las áreas donde pasan el invierno en África o las rutas que utilizan en su migración, ha explicado el coordinador de seguimiento de aves de SEO/Birdlife, Juan Carlos del Moral.

El GPS registra una localización varias veces al día y la envía por satélite; así los técnicos pueden conocer casi en tiempo real, y con un margen de error de unos pocos metros, todos los movimientos de las aves.

El seguimiento por satélite de la carraca es una de las acciones promovidas por SEO/Birdlife para incrementar el conocimiento científico y ciudadano sobre esta especie, designada «Ave del Año» por la veterana organización conservacionista con el objetivo de llamar la atención sobre sus problemas de conservación.

Los ornitólogos prevén instalar GPS a seis aves en distintos puntos de España, y a doce les colocarán geolocalizadores, que son mucho más baratos pero tienen la desventaja de que hay que recuperarlos para obtener los datos.

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Es la primera vez que se coloca un emisor de GPS en un ave tan pequeña como la carraca, que pesa alrededor de 130 gramos y mide casi medio metro de envergadura.

Los técnicos y voluntarios de SEO/Birdlife han atrapado al ejemplar marcado, sin causarle ningún daño, utilizando un cepo-malla que han puesto junto a la caja nido donde está criando cinco pollos de pocos días de edad, en un paraje cercano al municipio madrileño de Navalcarnero.

Tras capturarle, han efectuado el procedimiento habitual y le han anillado, tomado una muestra de sangre y medido; antes de colocarle en la espalda el emisor, que pesa cinco gramos y registrará todos sus movimientos durante los próximos cuatro años.

Marcar una carraca con uno de estos emisores cuesta 7.000 euros, pues al valor del dispositivo hay que sumar el uso del satélite durante su vida útil.

La inversión «merece la pena», ya que identificar «las áreas importantes para la especie» es el primer paso para mejorar su conservación, ha explicado Del Moral.

Cada primavera se hace más difícil ver en nuestros campos el llamativo plumaje azul de la carraca o escuchar el característico canto -‘crac crac’- que le da nombre.

La especie ha sufrido «un dramático declive» en nuestro país, de más del 40% en los últimos 15 años, lo que hace necesaria su inclusión como «vulnerable» en «El Libro Rojo de las aves de España«, ha agregado.

De las 30 parejas de carracas que criaban en la Comunidad de Madrid, sólo queda el núcleo de población en el suroeste, con siete parejas, al que pertenece la que los técnicos han marcado hoy.

En España sólo quedan entre 2.000 y 6.000 parejas en áreas concretas de Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha, Comunidad de Madrid y Cataluña.

En principio, el declive de la especie se atribuye a la intensificación agraria que ha deteriorado su hábitat, un paisaje estepario con diversidad de ecosistemas como cultivos de cereal, linderos, bosques de ribera, y zonas pastoreadas.

La carraca hiberna desde Senegal a Sudáfrica, y cría en toda Europa, desde España hasta Asia.

Los datos con la localización de la carraca estarán disponibles en la página web (http://www.migraciondeaves.org/) en la que SEO/Birdlife da a conocer los movimientos de más de 60 aves de diversas especies.

Fuente: EFE