Los delegados de casi 200 países iniciaron el pasado domingo en Bangkok la primera reunión previa a la Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU en Durban, para continuar avanzando en las negociaciones sobre el pacto que sustituirá al Protocolo de Kioto.

A lo largo de la semana y hasta el próximo 8 de abril, un total de 2.271 funcionarios gubernamentales, activistas y expertos en calentamiento global debatirán fórmulas para allanar el camino antes la cita de noviembre en la ciudad sudafricana.

La de Tailandia también es la primera cita desde la pasada Cumbre de Cancún (México), donde los ministros de Medio Ambiente acordaron destinar 100.000 millones de dólares para ayudar a las naciones más pobres a luchar contra el cambio climático y limitar el aumento de la temperatura a dos grados centígrados.

Esos son los dos principales asuntos de la agenda junto a las consecuencias de la triple catástrofe en forma de terremoto, tsunami y crisis nuclear que hace menos de un mes sufrió Japón.

La magnitud de la catástrofe y la incertidumbre acerca de la situación en la central atómica de Fukushima fueron los temas más analizados durante la primera jornada de grupos de trabajo en Bangkok, indicó el enviado de la Unión Europea, Artur Runge-Metzger.

«Claramente todo esto tendrá repercusión sobre las negociaciones. Por una parte, hay quienes dicen que no debemos utilizar energía nuclear por este riesgo, pero también hay quienes creen que la causa del desastre fue precisamente el cambio climático», dijo el alemán.

Runge-Metzger destacó que la UE está en condiciones de cumplir su objetivo de que sus socios reduzcan sus emisiones contaminantes en un 20 por ciento sobre los niveles de 1990 antes de 2020, y promueve las fuentes renovables frente a los combustibles fósiles y la opción atómica.

A este respecto, los ecologistas instaron a los participantes a acelerar esas políticas.

«El mundo no tiene por qué escoger entre desastres provocados por el cambio climático y desastres provocados por una fuente energética peligrosa como la nuclear. Podemos elegir un futuro seguro en el que nuestra sociedad sea alimentada por energía limpia», subrayó en un comunicado Greenpeace.

A su vez, el Fondo Mundial para la Naturaleza afirmó que en Bangkok hay que fortalecer el «frágil compromiso» de Cancún e «impulsar el nivel de ambición de las conversaciones si realmente queremos evitar los peores efectos del calentamiento global». Pero el proceso sigue atascado en el documento que reemplazará al Protocolo de Kioto cuando expire en 2012.

Canadá, Japón y Rusia no quieren prorrogar el actual texto si no se suman a él con carácter vinculante China y Estados Unidos, mientras el llamado Grupo de los 77 países emergentes no quiere adoptar el mismo nivel de compromiso que el resto para no perjudicar a su crecimiento económico.

El primer representante de América Latina: Bolivia declaró ante el pleno.

«Las naciones pobres y emergentes están haciendo más que los desarrolladas por combatir el calentamiento global», aseguró el embajador boliviano ante la ONU y jefe de la delegación del país andino, Pablo Solón.

El diplomático aprovechó la ocasión para recalcar la postura de Bolivia, que rechaza el acuerdo de Cancún y se planteó incluso impugnar el documento ante el Tribunal Internacional de La Haya por haber supuestamente violado las normas de Naciones Unidas.

La inauguración de la conferencia fue animada por decenas de manifestantes de varios países asiáticos y africanos que  en un acto pacífico de protesta  pidió a Occidente que reconozca su deuda en este sentido con el Tercer Mundo y acceda a traspasar su tecnología y ayudar a los más pobres a financiar su lucha contra el calentamiento global.

Fuente: http://www.efeverde.es