Cuando era aún un niño, tal vez sobre los 10 años me fascinaban los reportajes de naturaleza, principalmente los centrados en/ambientados en otros continentes. Para mí, un niño criado en la manchuela conquense, me imaginaba esas zonas como indómitas, con una fuerza de la naturaleza especial, selva virgen, mares de árboles, vegetación y animales coloridos, diversos, peligrosos…

Lo veía casi como un cuento. Sabes que existe, pero en ese momento me parecía imposible  llegar a formar parte de todo eso, como algo que no es posible alcanzar. ¿Cómo podía imaginarme, en ese momento, que algún día formaría parte del complejo eslabón que debe ajustar el difícil equilibrio entre los intereses económicos y productivos junto a la conservación de los lugares más maravillosos del planeta? Porque eso es lo que realmente significa ser ambientólogo en Ecuador.

Islas Galápagos. Ecuador. Foto: Ángel Collado

El 2014 fue un año que siempre quedará grabado a fuego en mi memoria. Recién graduado en Ciencias Ambientales, estaba tremendamente desilusionado por la situación laboral en España. Como nos pasa a muchos al acabar los estudios, tenía grandes dudas sobre mis propias cualidades, sobre si tendría las capacidades necesarias y estaría preparado para  enfrentarme a una situación laboral en el sector ambiental. Hasta dudaba de que algún día pudiese llegar a ser un profesional en medio ambiente. Te sientes tan pequeño, tan insignificante en esos momentos…

Tras una serie de coincidencias personales, hice algo que nunca hubiese podido imaginar que haría alguien como yo. Con 24 años tomé la decisión de lanzarme totalmente y emigrar a Ecuador. No conocía nada del sector ambiental, menos en Ecuador, no tenía experiencia laboral previa como ambientólogo, no conocía empresas ni organizaciones y apenas había realizado indagaciones previas. Sólo tenía nociones de la cultura ecuatoriana y algún conocimiento aproximado sobre su componente ecológico. Sin embargo, solicité la visa y a los pocos meses ya estaba allí.

Dejas a tu familia, tus amigos, todo tu entorno, para irte a un lugar lejano por un tiempo que no sabes cuánto podrá ser. Ya no vas a poder estar en cumpleaños, en bodas, en los nacimientos, cuanto tu familia te necesite, en los momentos duros, en los momentos buenos. Pero tienes un motor mucho más fuerte que todo eso, desbordas ilusión, energía, pasión. Sientes que quieres vivir, que no quieres desaprovechar la oportunidad y hacer algo que realmente de valor y sentido a lo que tú eres, a lo que quieres ser. Deseas probarte a ti mismo, decir que lo intentaste, que ante diferentes caminos en la vida elegiste el más difícil. Este tipo de decisiones despiertan un fuego en ti que nunca pensaste que tenías, que te llevará a donde nunca pensaste que lo harías.

Todos los deberes pendientes los tuve que realizar desde dentro del propio país. Toda una inconsciencia, pero tal vez es la mejor forma de tomar decisiones de éste tipo. Como dice el dicho, bien está lo que bien acaba, y finalmente logré formar parte de proyectos increíbles. Conocí lugares y gente, viví experiencias que realmente me cambiaron desde todos los aspectos. No como turista, sino como agente que forma parte de ese entorno, viví realmente Ecuador, viví su sector ambiental.

Foto: Ángel Collado

El objetivo de este blog es, a través de mi experiencia, contar los diferentes aspectos que se deben tener en cuenta para trabajar en Ecuador en particular, y en Latinoamérica en general. Dar a conocer aquellas consideraciones que se deben tener en cuenta, el cambio de mentalidad y conceptual necesario, vivencias técnicas particulares y todos aquellos consejos que puedan ser de utilidad para todo aquel que quiera vivir esta aventura.

Por encima de todo, mi deseo es motivar a aquellos estudiantes y recién graduados que piensan, al igual que yo pensaba, que no tienen qué aportar, que no son nada en especial para el sector ambiental. Porque es mentira. Las habilidades necesarias y desarrolladas en el mundo académico son diferentes a las que vas a desarrollar en el mundo laboral. Las habilidades que realmente necesitas son las de no rendirte, las de continuar cuando las cosas no salgan, el pensar que sí puedes cuando haya gente que te diga que no. En definitiva, creer que sí puedes convertirte en un auténtico profesional en medio ambiente.