La intención de reducir las emisiones (a 95 gramos de CO2 por kilómetro) de los coches nuevos que se fabrican en Europa data de 2008. Ya entonces la Comisión Europea estableció que ese debía ser el objetivo para 2020 –no en vano los vehículos son responsables del 12% de las emisiones de CO2 de la Unión– y así lo puso por escrito, aunque sin concretar las medidas. Sin embargo, este lunes de finales de 2013 los ministros de Medio Ambiente de la UE siguen discutiendo el asunto y han vuelto a posponer la decisión de ratificar un acuerdo que casi todo el mundo creía cerrado. En junio pasado tres instituciones europeas (Parlamento, Comisión y Consejo) llegaron a un acuerdo informal en Irlanda, pero Alemania lo ha bloqueado alegando un supuesto perjuicio para su industria automovilística.

Los ministros europeos de Medio Ambiente se reunieron este lunes en Luxemburgo para, entre otras cosas, tratar de alcanzar un consenso sobre cómo limitar las emisiones de CO2 de los turismos nuevos. El acuerdo de junio no ha llegado ni a votarse para saber si se ratificaba o no, según fuentes comunitarias, puesto que la presidencia lituana se dio cuenta de que no había voluntad por parte de algunos países. Reino Unido y Polonia apoyaron a Alemania. «Somos partidarios de no concluir esta cuestión hoy», afirmó sin ambages el ministro alemán de Medio Ambiente, Peter Almaier, durante un debate con sus homólogos europeos, al tiempo que sostuvo que ve posible acordar «más flexibilidad en algunos puntos sin cuestionar el objetivo global».

Las negociaciones con el Parlamento europeo, por tanto, deben retomarse con el objetivo de flexibilizar la nueva norma y minimizar su impacto sobre la industria.

¿Cuánto tiempo se retrasa? Según afirmaron tanto Altmaier como la comisaria de Cambio Climático de la UE, Connie Hedegaard, se trata de «semanas y no meses».

El objetivo de la reunión de Luxemburgo era llegar a un acuerdo sobre cómo limitar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los turismos nuevos a 95 gramos por kilómetro en 2020 Imagen: http://images.sodahead.com

El secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, ha afirmado que «España mantiene hoy la misma posición que en junio». «Estoy dispuesto a votar a favor del llamado compromiso irlandés, que es positivo en la lucha contra el cambio climático y con el cual la industria española del automóvil, que es una de las tres primeras de Europa, está satisfecha. Pero no somos indiferentes a las preocupaciones expresadas por otros, y especialmente por Alemania, que es el primer productor de coches de Europa», ha añadido. «Tenemos que encontrar una solución y salir de este bloqueo». También ha asegurado: «Tenemos que imponernos un plazo corto; ya ha transcurrido demasiado tiempo».

Hedegaard aseguró durante la rueda de prensa posterior al Consejo de ministros que «el margen de maniobra para introducir flexibilidad va a ser estrecho». Añadió que el acuerdo tiene que ser «rápido» y citó el «semanas, no meses» del ministro alemán. «Esto no puede convertirse en la historia de nunca acabar», subrayó.

«No se puede ceder a lo que es una cuestión comercial», afirma José Luis García, del área de Energía de Greenpeace. «Los fabricantes saben cómo reducir emisiones. Hay que aplicar nuevas tecnologías: el motor debe ser más eficiente, y eso lleva al híbrido o al eléctrico; hay que reducir peso y mejorar la aerodinámica. Pero hay quien se posiciona en el mercado vendiendo tanques«, señala. «La nueva norma afectaría más a los vehículos de más cilindrada, los más lujosos. Los 95 gramos son un promedio que se aplicaría a cada fabricante para la media de su flota. Renault o Fiat lo cumplirían, pero BMW y Mercedes quizá no». Según explica García, las marcas presionan para poder seguir con sus líneas de producción sin hacer grandes cambios. Si la norma tarda en hacerse efectiva, ganan tiempo.

Alemania, incluso directamente en boca de su presidenta, Angela Merkel, ha hecho varios intentos para suavizar o retrasar la medida. Hace unos días sugirió retrasar cuatro años la entrada en vigor del límite a las emisiones de los coches, es decir, dejarla para 2024. Esa propuesta, sin embargo, siempre ha sido informal, precisa una fuente comunitaria.

Fuente. El País