WWF insta a los consumidores a consumir pescado extraído de forma sostenible y señala que ante la retirada de panga de una cadena de supermercados que «no todo el panga es insostenible» y asegura que «no hay alarma sanitaria» sino «ambiental».

Según ha explicado el responsable del programa marino de WWF, José Luis García Varas, a Europa Press el 90 por ciento del panga procede de Vietnam, en general del río Mekong, donde se produce, y cuyas orillas están altamente pobladas por empresas y ciudades y sus aguas, presentan altos niveles de contaminación en algunas zonas.

La producción de panga inicialmente en el país del sudeste asiático se realizaba a una escala de autoconsumo familiar en los campos de cultivo de arroz, al tratarse de una especie de río o agua dulce y de carácter herbíboro.

Así García Varas recuerda que entonces su producción estaba «plenamente integrada en el entorno» y era «sostenible» hasta que comenzó el interés comercial por esta especie y comenzaron a instalarse granjas en el río Mekong que, dependiendo de su ubicación, pueden estar en zonas «muy contaminadas» del río.

De este modo, añade que al iniciarse su desarrollo industrial se produjeron numerosos daños a la zona del Mekong, un ecosistema muy biodiverso y hubo un gran problema ambiental. Por ello, expone que la producción de panga «arrastra muchos de estos problemas» además de que se esté poniendo en duda su contenido protéico.

MÁS PROTEINA QUE UN FILETE

A ese respecto, ha comentado que en general todas las especies de acuicultura no tienen el mismo nivel de OMEGA3 que el pescado salvaje pero asegura que cualquier pescado, de acuicultura o no, tiene más proteína «e incluso de mayor calidad» que otras consumidas habitualmente como la carne de vacuno.

Precisamente, su gran expansión, la amplia comercialización de panga y sus niveles de proteínas a un bajo preció hizo que este pescado se introdujera ampliamente en los menús de colegios y hospitales.

En todo caso, ha afirmado que no se puede decir que «toda la panga sea sostenible o insostenible» porque depende de su forma de producción, igual que la merluza u otros productos acuícolas como el salmón.

De hecho, ha señalado que depende de sus poblaciones, de la ubicación de las mismas, de la forma de captura o de su gestión y por ello, ha destacado que WWF promueve el consumo de pescado procedente de fuentes sostenibles tanto en la producción extractiva como en la acuicultura.

Panga

COMPRA SOSTENIBLE DE PESCADO CERTIFICADO

Para ello, a finales de 2016 la ONG lanzó una campaña para promover el consumo responsable de pescado en la que pretende que los compradores se aseguren de la especie que están comprando, su origen o su forma de producción algo que considera «una responsabilidad de todos». De este modo, publicó la guía www.guiadepescado.com en la que se puede obtener esa información de forma fácil mientras se está comprando en la pescadería.

En cuanto a la panga insta a asegurarse de que su origen es sostenible mediante el sello de certificación ASC (la certificación de productos procedentes de acuicultura), un sistema paralelo al MSC (para especies pesqueras salvajes) que garantiza que esa pesquería en concreto cumple con los estándares de sostenibilidad.

De hecho, ha apostillado que el 20 por ciento de la panga de Vietnam tiene tal certificación, por lo que los consumidores pueden y deben exigir ese marchamo para que se sirva panga sostenible. García Varas confía en que si los consumidores exigen la certificación, los productores comenzarán a producir minimizando impactos y a cambiar su forma de operar.

Otro de los problemas ambientales detectados en el cultivo de la panga que sí se controlan con una certificación ASC es que la industrialización y la alta densidad de granjas han elevado la contaminación del río por exceso de alimentación por detritus, así como el elevado uso de antibióticos en este producto. Por otro lado, ha agregado que la certificación asegura también que la alimentación sea adecuada y que las condiciones laborales de sus trabajadores son las correctas.

Ante este panorama se encuentran también otras especies como la tilapia o la perca del Nilo o el salmón que pasaron de una producción local a la industrial y pide a los productores, tanto de Vietnam como del resto de países, a apostar por una producción sostenible.

MÁS EXIGENCIA

Por otro lado, ha advertido que los problemas de la acuicultura no están restringidos a Vietnam y otros países sino que hay un gran mercado en Europa y particularmente en España. Sin embargo, admite que la reglamentación en Europa es «bastante estricta» y los controles son «muy importantes» por lo que la salud y la seguridad alimentaria cumplen los más altos estándares.

De todas formas considera necesario que las autoridades realicen evaluaciones de impacto ambiental mucho más exigentes para evitar, por ejemplo que se instalen granjas sobre praderas de posidonia o en zonas del litoral o marinas de la Red Natura 2000 y evitar la degradación de estas zonas.

Asimismo, ha comentado que WWF quiere que los consumidores también sean responsables una vez dispongan de información adecuada de forma que puedan elegir sus productos pesqueros conociendo el impacto de estas capturas.

Del mismo modo, pide a Carrefour y en general a los mayoristas de pesca y supermercados que adopten una política de compra sostenible mucho más amplia que esté basada en poner a disposición de los clientes pescado sostenible.

«Respetamos la decisión de Carrefour, pero creemos que en Vietnam mucha familias viven del panga sostenible, por lo que no solo es cuestión de prohibir sino de asegurar que las fuentes de pescado que se consumen tengan un origen sostenible», ha concluido.

Fuente: El Economista, WWF