1. Introducción

Llegaron las altas temperaturas en las largas jornadas propias de la época estival, y por ello en esta ocasión vamos a realizar una refrescante propuesta como es la de disfrutar del Camino Lebaniego y descubrir sus múltiples valores ambientales.

Antes, nos ponemos en antecedentes: este año se celebra en Cantabria el Año Jubilar Lebaniego, una celebración de origen religioso que cada vez tiene más componentes laicos y que supone una magnífica oportunidad para visitar esta pequeña comunidad del norte de España con un patrimonio natural excepcional que siempre merece la pena descubrir. La celebración, también conocida como Año Santo Lebaniego, se celebra cuando el 16 de abril -festividad de Santo Toribio- cae en domingo.

2. Las etapas del Camino Lebaniego

El Camino Lebaniego parte de la costera y turística localidad de San Vicente de la Barquera y finaliza en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana (municipio de Camaleño). Si bien el recorrido se puede realizar con distintas variables y en las etapas que se estime conveniente, la propuesta oficial plantea tres etapas que se desarrollan a lo largo de un territorio de alto valor paisajístico y ambiental.

Uno de los recodos de la Senda Fluvial del Nansa

Cualquiera que sea la planificación por la que opten los usuarios del Camino, en este post nos vamos a centrar en destacar los valores ambientales que nos podemos encontrar a lo largo del mismo -o al menos, en una selección de los mismos-. Así, nos referiremos a los principales espacios naturales por los que se transcurre, a los equipamientos ambientales que nos encontraremos, y a otros recursos patrimoniales y/o culturales de interés.

3. Los principales valores ambientales del Camino Lebaniego

San Vicente de la Barquera es el punto de inicio del recorrido, rodeado de rías y playas, entre las que destacan las de Merón y Oyambre. En lo alto de la villa barquereña, recomendamos la visita al Faro de la Punta de la Silla, sede del Centro de Interpretación del Parque Natural de Oyambre, desde dónde se dinamizan los espacios naturales protegidos de la comarca a través del programa Naturea Cantabria Este espacio natural costero es uno de los más variados y mejor conservados de todo el litoral cantábrico. Con una extensión de 57 Km2, cabe destacar su riqueza ornitológica, localizada principalmente en sus rías y marismas.

En la primera etapa, el Camino Lebaniego comparte un tramo con el Camino del Norte (Patrimonio de la Humanidad desde 2015), hasta que se separan en Muñorrodero. Y precisamente en esta localidad del municipio de Val de San Vicente comienza la Senda Fluvial del Nansa, una preciosa ruta que remonta las aguas del río Nansa (reconocido como Lugar de Importancia Comunitaria) durante unos ocho kilómetros hasta llegar a Camijanes, ya en el municipio de Herrerías. Si el calor aprieta, la sombra que nos proporciona la tupida vegetación fluvial se agradecerá especialmente.

Siguiendo aguas arriba llegaremos a Cades, pequeña aldea también ribereña del río Nansa, y final de la primera etapa. Allí recomendamos visitar la Ferrería de Cades, ingenio hidráulico que data del siglo XVIII y cuyas visitas guiadas nos trasladan a la vida de los ferrones y molineros de épocas pasadas.

Exterior de la Ferrería de Cades

Más arriba de Cades, dejaremos atrás el embalse de Palombera y también el río Nansa, para seguir el curso de uno de sus principales afluentes, como es el río Lamasón, uno de los tramos fluviales mejor conservados de Cantabria. Llegaremos así al pueblo de Lafuente (municipio de Lamasón), en las faldas de Macizo de Arria, dónde merece la pena hacer una parada antes de encarar el ascenso del imponente Collado de Hoz para después iniciar un espectacular descenso. El municipio de Peñarrubia, un auténtico paraíso en la alta montaña, marca la transición entre las tierras del Nansa y Liébana, siendo Cicera uno de sus pueblos más característicos y dónde recomendamos hacer un alto antes de adentrarnos definitivamente en la comarca de Liébana, la más occidental de Cantabria. Merece la pena desde aquí asomarse al mirador de Santa Catalina, un balcón privilegiado sobre los Picos de Europa y el desfiladero de La Hermida, principal vía de acceso por carretera a la comarca lebaniega.

Río Lamasón

Continuaremos descendiendo hasta Lebeña, ya en el municipio de Cillorigo de Liébana, alcanzando así el curso del río Deva (otro Lugar de Importancia Comunitaria). Aquí resulta obligada la visita a la iglesia de Santa María de Lebeña, uno de los elementos patrimoniales más representativos del arte mozárabe en Cantabria e incluso en España. Junto a la iglesia, admiraremos su tejo (una especie arbórea enblemática para los cántabros) milenario, que si bien fue derribado por un temporal hace 10 años, recientemente y de forma simbólica fue plantado de nuevo un esqueje suyo por la la Red Cántabra de Desarrollo Rural.

Desde Lebeña ascenderemos hasta Cabañes, para finalizar la segunda etapa. Muy cerca, en Pendes, podemos admirar El Habario, un castañar centenario que merece la pena visitar. Comenzamos un descenso que nos llevará de nuevo hasta las riberas del río Deva, para así encarar el último tramo del Camino. Merece la pena detenerse en Tama, ya cerca de Potes, para visitar el Centro de Visitantes del Parque Nacional de los Picos de Europa, de entrada gratuita y con exposiciones y recursos audiovisuales muy atractivos. El Parque Nacional de los Picos de Europa es el espacio protegido más extenso de España, con 700 Km2 distribuidos entre Cantabria, Asturias y León, englobando los tres macizos de los Picos de Europa, que constituyen una muestra excepcional del modelado glaciar, kárstico y fluvio-torrencial, de gran originalidad geomorfológica y paisajística.

Centro de Visitantes del Parque Nacional de los Picos de Europa

Poco después llegaremos a Potes, precioso pueblo turístico que ejerce de cabecera comarcal y dónde encontramos todos los servicios que podamos necesitar. Sus calles empedradas, sus casas blasonadas, sus puentes sobre los ríos Deva y Quiviesa (afluente éste del primero), la Torre del Infantado, o el Centro de Estudios Lebaniegos, son sólo algunos de los atractivos de la capital lebaniega que sin duda nos maravillarán.

Ahora ya estamos muy cerca del final del recorrido. Dejamos Potes para entrar en el municipio de Camaleño, dónde nos aguarda el legendario Monasterio de Santo Toribio de Liébana. El peregrino traspasará la Puerta del Perdón, y dejará atrás el esfuerzo realizado, para pensar ya en nuevos caminos y objetivos.

Para finalizar, aclarar que el conjunto de espacios naturales, equipamientos ambientales, y recursos patrimoniales y culturales enumerados a lo largo del post no constituyen modo alguno un inventario exhaustivo sino únicamente un muestrario de los recursos excepcionales que nos regala el Camino Lebaniego.

En el entorno del Camino Lebaniego, y en particular en el ámbito de Parque Nacional de los Picos de Europa, existen numerosas empresas que proporcionan servicios de ecoturismo y turismo activo en general, como por ejemplo Guías de Picos, entre otras.

Destacar igualmente que a lo largo del Camino los peregrinos y turistas disponen de numerosas señales e indicaciones para facilitar un correcto desarrollo del mismo. Además, existe una aplicación oficial del Camino, así como acceso universal a la red WiFi a lo largo del mismo. Toda la información precisa al respecto puede consultarse en: https://peregrinolebaniegodigital.com

Etiquetas: Camino Lebaniego, Cantabria, espacio natural protegido, fluvial, río, Parque Nacional, turismo, valores ambientales.