La ampliación de áreas marinas protegidas (AMP) en la Antártida es fundamental para la protección del krill, un crustáceo que forma parte de la alimentación de muchas especies y que se encuentra en riesgo debido al cambio climático y la sobreexplotación pesquera, coinciden varios expertos consultados por EFE.

Un ejemplar de krill, unos pequeños crustáceos que son la base alimenticia de muchos depredadores marinos en la Antártida. EFE/Alberto Valdes/ARCHIVO. Fuente: EFEverde

La importancia del krill recae en su valor como alimento para las especies que habitan en los mares de la Antártida, sin embargo en los últimos años se ha descubierto los valores nutritivos que tiene este crustáceo para el consumo humano, por lo que uno de los graves problemas que afronta es la sobrepesca, principalmente por algunas flotas pesqueras.

Con el objetivo de regular la actividad pesquera de esos crustáceos, fijar unos límites a la sobrespesca y preservar el ecosistema marino de la Antártida, representantes de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) se reunieron en Chile del 19 al 23 de junio.

Proteger la especie de la explotación

Para prevenir su desaparición, es necesario “la creación de un mayor número de áreas marinas protegidas, asegura el doctor e investigador chileno Carlos Sáez Avaria del departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada en la Universidad de Alicante.

Estas áreas, donde la pesca no está autorizada, son “zonas fundamentales” y “permiten el desarrollo integral de las cadenas alimenticias de las redes tróficas”, subraya, y añade que otra de las medidas es establecer “vedas”, periodos de tiempo en los que se prohíbe la pesca para “favorecer la recuperación” de las especies. 

Porque el creciente interés por esta especie, sumado a sus usos para la elaboración de -entre otros productos- piensos para alimentar a otros animales, favorece la explotación desmedida.

Explica Saéz Avaria que “hay países que están a favor de llevar a cabo el acuerdo” que se debatió en la convención de los CCRVMA en Santiago de Chile, pero, asevera, “falta convencer a aquellos que son los grandes explotadores de krill en la zona, como Rusia y China”

La sobreexplotación por parte de países consumidores de krill, “resulta perjudicial para los ecosistemas marinos antárticos, y en particular para especies de aves marinas, pinnípedos, ballenas y peces cuyo alimento básico es el krill”, sentencia. 

Alternativa sostenible

Por ello, es necesario que exista la pesca sostenible en general y el krill es un “claro ejemplo” de ello, señala el experto en krill antártico en el Centro Oceanográfico de Cádiz, uno de los nueve centros dependientes del Instituto Español de Oceanografía (IEO), José Antonio Canseco Rodríguez.

“En el caso del krill, se esta aplicando un manejo ecosistémico en el que no solo se enfoca en la especie explotada, si no en sus depredadores, sus presas, y las condiciones bióticas y abióticas de su medio, todo ello permitiría manejar correctamente la especie”, sostiene. 

En este sentido, Canseco recalca la “gran fuente” de nutrientes que supone el krill, por lo que su “explotación regulada” nos permitiría “seguir contando con él como un alimento rico en ácidos grasos y aminoácidos”.

Clave contra el cambio climático

El krill además de ser la base de la cadena trófica y ser tan nutritivo, también posee “una gran relevancia a nivel climático”, explica José María Landeira, investigador docente en el Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG) en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

“Estos seres no reducen directamente el CO2”, pero “participan en los mecanismos que el océano tiene para transportar y retener el carbono en las capas profundas”, asegura. 

“El fitoplancton a través de la fotosíntesis capta el CO2 y este carbono es consumido por otros organismos como el krill que se alimentan de fitoplancton, estos lo digieren y lo excretan sedimentándose de forma pasiva hacia el fondo, cuanto más profundo sea ese transporte más tiempo pasará ese carbono en el océano y no volverá a la atmósfera” explica el investigador. 

Landeira subraya la relevancia de la investigación sobre “un grupo de organismos tan importante”, pero, incide, “conocer sus propiedades no favorece su explotación, la mala gestión de los recursos marinos, sí”. 

En su opinión, es necesario conocer mucho más “la dinámica de las poblaciones y la biología de las especies para plantear una pesca que pueda resultar sostenible”.

Fuente: EFEVerde.