El programa Copérnico de la Unión Europea (UE) ofrece numerosas aplicaciones para mejorar la adaptación de la agricultura al clima, afirma el director de su servicio de Cambio Climático, Carlo Buontempo.

Dicho servicio es uno de los seis que conforman este programa europeo de observación de la Tierra, que ofrece información procedente de satélites y otras fuentes para poder realizar predicciones meteorológicas futuras.

«Solo podemos tomar acciones significativas sobre aquello que sabemos, medimos y entendemos», asevera Buontempo en una entrevista en la que destaca el trabajo de Copérnico como la «piedra angular» de los esfuerzos de la UE por avanzar en los objetivos del Pacto Verde Europeo.

Tras un verano marcado por la gravedad de la sequía, los incendios forestales y las olas de calor en numerosos países europeos, el director llama a poner esos fenómenos en el contexto del cambio climático y entender «el riesgo de que este verano se repita el próximo año o en diez años».

«Por eso necesitamos información no solo para un grupo de académicos, sino en un servicio sistemático» como el de Copérnico, a gran escala y abierto a todos, sostiene Buontempo.

El servicio se encarga de procesar una cantidad «tremenda» de datos sobre temperatura, humedad, viento, superficie terrestre o sobre el estado del océano, del hielo y de la atmósfera en cualquier punto del planeta, al tiempo que ofrece una ventana para observar el estado actual de la vegetación o los recursos hídricos.

Toda esta información tiene un valor añadido para la agricultura, capaz de beneficiarse de los esfuerzos del programa por ofrecer datos consistentes y de calidad en el tiempo.

El programa Copérnico destaca aplicaciones para adaptación agrícola al clima

Fuente: Pixabay

«Solo teniendo esa precisión en los datos podemos hacer comparaciones y ver si la sequía que hemos visto ahora es como la de otros años», apunta Buontempo.

Asegura que el sector primario está interesado en la información relacionada con las temperaturas y las precipitaciones porque el crecimiento de las plantas depende mayormente de esos factores y otros como el aumento de la luz.

Aplicaciones prácticas

Los datos básicos de Copérnico pueden, además, ser usados y personalizados por los servicios nacionales meteorológicos, consultores o empresas privadas.

Buontempo insiste en que los usuarios del servicio son muy diversos, desde un científico que escribe una publicación hasta un inversor que necesita evaluar sus proyectos de financiación.

En el terreno agrícola, detalla que se está empleando la información para supervisar los cambios en la maduración de la uva o el tiempo de cosecha en los viñedos; o para controlar algunas plagas en el olivar.

Así se puede, por ejemplo, planificar la vendimia y adelantarla ante el aumento de las temperaturas en Europa, lo que ha llevado a la Organización Internacional de la Viña y el Vino a estudiar la introducción de variedades más resistentes al clima.

«Las posibilidades son enormes y no tenemos capacidad para todo, así que hacemos unos pocos casos de estudio que muestren el potencial del servicio», comenta el director de Cambio Climático, que cita un proyecto con información básica de los principales cereales en el mundo.

En el mar Mediterráneo también preocupa la temperatura del agua, que este verano ha estado cinco grados más caliente de lo normal.

«Esto es muchísimo en términos de energía almacenada y tiene un impacto significativo en la pesca o la biodiversidad», subraya el responsable del programa europeo, que cita el caso de la posidonia, una planta que no sobrevive por encima de los 30 grados.

Proyectos colaborativos

El año pasado, el servicio de Cambio Climático de Copérnico, implementado por el Centro europeo de previsiones meteorológicas a plazo medio (ECMWF, por sus siglas en inglés), firmó un nuevo acuerdo con la Comisión Europea que garantiza su continuidad hasta 2028.

Buontempo señala que tienen previsto ampliar sus actividades y la colaboración con otras instituciones, como la que vienen realizando con el Centro Nacional de Supercomputación en Barcelona.

También resalta la realización de un «atlas climático» interactivo que permite actualizar la información generada por el Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC), una forma «mucho más activa de analizar los datos» en la que están trabajando con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Cantabria.

Otra importante inversión a partir de 2024 irá dirigida a la extensión de una lista de variables que describen el clima del planeta, como aquellas relacionadas con la superficie hidrológica, de gran relevancia para la agricultura por el impacto que tienen la sequía o las inundaciones en la disponibilidad de agua.

Fuente: EFEverde