La central nuclear José Cabrera de Almonacid de Zorita (Gaudalajara) entra en la fase de descontaminación y desclasificación de edificios y terrenos, para lo que comenzará a remover hasta 18.000 toneladas de tierra al fin de limpiar los suelos de posible radiación, según ha informado la empresa pública de gestión de residuos radiactivos Enresa, que ha asegurado que el proceso está ya al 83 por ciento de finalizar y que culminará en 2019, lo que supone tres años de retraso.

La denominada ‘planta de lavado’ será la protagonista de esta nueva fase, que ya tiene todos los parámetros de funcionamiento ajustados y los niveles máximos de contaminación admisible definidos, según fuentes de Enresa.

La estimación inicial de Enresa es que la mitad de las 18.000 toneladas sean enviadas al proceso de desclasificación de materiales, mientras que las 9.000 restantes sean tratadas en la planta de lavado de suelos.

Este método de descontaminación concentra los contaminantes en un volumen mucho menor –en una especie de torta– que deberá ser gestionado como residuo destinado al centro de almacenamiento de residuos de baja y media intensidad de El Cabril (Córdoba), mientras que el resto del material, una vez limpio y desclasificado radiológicamente, se podrá gestionar como material convencional.

Según Enresa, la planta de lavado estará en funcionamiento durante dos años, a medida que vayan avanzando los trabajos de demolición de los diferentes edificios de la instalación, hasta que el proceso completo culmine a finales del año 2019, según las previsiones de la entidad, lo que supondrá tres años de retraso de acuerdo con la programación teórica del proyecto.

Fuente: Expansión

Más lento de lo previsto

En este sentido, Enresa ha explicado que los retrasos en las diferentes autorizaciones así como la previsión «más lenta de lo previsto» en esta nueva fase, como el «grado de penetración de la contaminación», han obligado a reprogramar la finalización.

Desde que Enresa asumiera la titularidad de la central para su desmantelamiento, las diferentes fases han pasado por la segmentación de componentes internos del reactor; y la carga de residuos de alta actividad que han sido depositados en el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de la propia central junto a los 12 contenedores del combustible gastado.

Después, Enresa llevó a cabo la fase de segmentación de la vasija del reactor y el desmontaje del circuito primario; y, por último, la retirada del blindaje biológico del reactor de Zorita, para lo que ha sido necesario usar hilo de diamante al fin de segmentar el blindaje.

En cuanto al presupuesto del proyecto de desmantelamiento, fue estimado en 170 millones de euros en 2003, de los que ya se han invertido 159 a diciembre de 2016. Además, los costes de explotación asociados al desmantelamiento incluyendo costes de personal, impuestos y tasas, vigilancia y mantenimiento de instalaciones han ascendido hasta ahora a 88 millones de euros.

Zorita fue la primera central nuclear en ponerse a funcionar en España y ahora es la primera inmersa en un proceso de desmantelamiento completo, donde están trabajando un total de 200 personas, 11 en plantilla de Enresa y 189 subcontratadas.

La próxima central nuclear en comenzar un proceso de desmantelamiento será la de Santa María de Garoña (Burgos), para lo que Enresa ya ha solicitado la autorización.

«Toda la experiencia que acumulemos servirá a la hora de planificar futuros desmantelamientos», han incidido desde Enresa.

Fuente: Expansión