Fugas de metano

El responsable de la campaña contra los combustibles fósiles de Greenpeace en España, Francisco del Pozo, ha señalado que las imágenes «son demoledoras», y en una primera valoración, las fugas de metano -principal componente del gas natural- tienen un potencial climático que han evaluado en función de la cantidad de gas que había en esas tuberías y «puede llegar a en torno a los 30 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e)».

«Y aunque hay que esperar a datos más exactos, esa cantidad equivale en emisiones aproximadamente al parque móvil español funcionando durante un año entero, unas «noticias muy malas», según Del Pozo, porque se está viendo «la cantidad de efectos adversos sobre el clima», como los incendios forestales, las sequías y olas de calor y estas emisiones no hacen más que «aumentar» la probabilidad de que estos eventos sigan ocurriendo».

Según Del Pozo, este hecho no hace más que constatar «el patio trasero» de la industria del gas, que lo han «vendido como un gas ecológico y ambientalmente aceptable, cuando realmente es un potente gas de efecto invernadero (GEI) que tiene grandes fugas», con un impacto sobre el clima «exponencial».

Fuente: Pixabay

«Chapapote invisible»

«Esas fugas son «bombas climáticas» a las que desde Greenpeace se les conoce como «chapapote invisible», ha explicado Del Pozo, porque «los primeros 20 años de metano en la atmósfera tras ser liberado generan una capacidad de captación del calor del sol del orden de 84 veces más que el CO2, lo que quiere decir que cada tonelada de metano emitida es equivalente a 80 toneladas de CO2».

La Agencia Internacional de la Energía estima que en torno al 5 % del gas global se pierde a la atmósfera en todo el proceso, recuerda, que multiplicado por 84 genera un «grave» efecto climático que se une a todos los vertidos y usos de los combustibles fósiles, y son las causas del cambio climático.

La responsable de la campaña «La verdad del gas» de Ecologistas en Acción, Marina Gros, ha explicado que este acontecimiento puede tener un «impacto grande», aún a la espera de la recopilación de datos para valorar lo que «puede suponer» para el medioambiente.

Según Gros, «los impactos de las fugas submarinas -como este caso- son diferentes a los de las fugas a nivel atmosférico, ambas tienen repercusiones diferentes».

Una parte del metano que se está liberando al entrar en contacto con el agua «será transformado por bacterias en el medio marino», y no se sabe cuál va a ser el impacto que puede tener, y tampoco está claro aún cómo afectará a los ecosistemas, «aunque a nivel local -aproximadamente a un kilómetro a la redonda de las fugas- habrá afecciones a la flora y a la fauna» y «quizá pueda afectar también de forma puntual a la cantidad de oxígeno del agua».

«Emisiones escondidas»

«Gros ha resaltado, no obstante, la puesta en perspectiva de estos incidentes, y ha señalado que «es una fuga grande», pero es necesario ponerla en la comparativa con las emisiones totales de las infraestructuras globales de toda la cadena de valor de los combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón), donde se producen fugas de metano en la producción, transporte y distribución».

El impacto de las fugas de emisiones de metano de esta dimensión sería «aún mayor, si hubiera sucedido en un sistema operativo», el del Nord Stream «está cerrado», ha señalado.

Este evento debería llamar la atención sobre las «emisiones escondidas» de los combustibles fósiles y «de las cuales no se habla», ha dicho, más aún ahora que la Comisión Europea está elaborando un reglamento sobre emisiones de metano del sector energético, «es imprescindible que sea un instrumento ambicioso que aborde estas cuestiones».

Según Gros, desde Ecologistas en Acción se han formulado una batería de propuestas para mejorar la ambición del reglamento del metano de la CE y el próximo martes se harán públicos los resultados de las investigaciones realizadas en las infraestructuras gasistas y petroleras en el Estado español.

Vulnerabilidad del océano

El experto en política y gobernanza marina, Rémi Parmentier, ha señalado, por su parte, que este acontecimiento demuestra «la vulnerabilidad del océano» ante las actividades económicas no solo relacionadas con los combustibles fósiles sino también con la economía digital y el cable submarino para las comunicaciones que no van por satélite.

Parmentier, director de la consultora Grupo Varda, lanza la pregunta sobre a quién se debe atribuir estas emisiones en el inventario de gases GEI, responsables de la crisis climática actual.

Fuente: EFEverde