Las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) crecieron un 1,4% en 2017, después de tres años de estancamiento, debido a una aceleración de la demanda de energía, que subió un 2,1 %, el doble del ritmo que se había constatado en 2016, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Las cifras forman parte de un informe del organismo publicado este jueves en el que destaca que aunque el peso relativo de las renovables volvió a incrementarse, en 2017 hubo una progresión en el consumo de los combustibles fósiles que generan el CO2, principal gas causante del calentamiento global.

En concreto, la subida del petróleo fue del 1,6%, un ritmo más del doble del registrado de media en el decenio precedente, y eso debido al tirón de su utilización en el transporte. El mayor ascenso en los combustibles fósiles (3%) se constató en el gas, de la mano en particular de China, que representó casi una tercera parte del incremento.

Pero la principal novedad vino del carbón, ya que después de dos años de caída experimentó un incremento de alrededor del 1% de la demanda, que se explica por una mayor utilización para la producción de electricidad en varios países del sudeste asiático, sobre todo en India e Indonesia.

De hecho, las economías asiáticas fueron responsables de dos tercios de la subida de las emisiones de CO2, y eso pese a que China evidencia una inflexión en su tendencia.

Mientras la demanda energética de China aumentó un 7% el pasado año, sus emisiones subieron únicamente un 1,7%, lo que tiene que ver con el creciente despliegue de renovables y con la disminución del peso del carbón (el máximo en ese caso data ya de 2013) entre los combustibles fósiles.

Contaminación atmosférica

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Descenso en EEUU y aumento en la UE

Otro elemento significativo de las cifras del pasado año son los descensos de emisiones en algunos grandes países desarrollados, como el Reino Unido, Japón o México, pero sobre todo Estados Unidos.

De hecho, el retroceso de Estados Unidos (0,5%) fue el tercero consecutivo y el mayor en términos absolutos (25 millones de toneladas de CO2 menos) a causa en particular del alza de las renovables, que se añade a la progresiva sustitución del carbón por el gas para la generación de electricidad.

Por el contrario, la Unión Europea tuvo una expansión del 1,5% (casi 50 millones de toneladas suplementarias) que vino a invertir la tendencia descendente de los últimos ejercicios en razón del dinamismo de la demanda de gas y de petróleo.

En términos globales, los combustibles fósiles supusieron un 8% de la demanda total de energía y un 70% del incremento en 2017. La AIE hizo notar que el pasado año los avances en la eficiencia energética se ralentizaron de forma marcada, con una mejora de la intensidad limitada al 1,7%, cuando de media en los tres años precedentes el ascenso había sido del 2,3% anual.

Detrás de eso ve una relajación en las políticas de eficiencia energética, unido a los bajos precios de los combustibles fósiles, que no incitan a hacer esfuerzos de ahorro.

Fuente: eldiario.es