Unas 51.000 escuelas de todo el mundo, más de 500 de ellas en España, se han sumado a la red de «Ecoescuelas» y lucen la «bandera verde» que corrobora su compromiso de desarrollar acciones concretas que contribuyan a la mejora ambiental del centro escolar y del municipio en el que están ubicadas.

Las “ecoescuelas” colaboran con sus municipios en la aplicación de la Agenda 21, el plan de acción que puso en marcha la ONU para conseguir en el siglo XXI un desarrollo más sostenible, y en el que se busca la implicación de los ayuntamientos a través de los programas de Agenda 21 Local.

Con el fin de reforzar la importancia de la educación ambiental se conmemora hoy  el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha (el 26 de enero) instaurada por la ONU en 1975 tras la celebración del Seminario de Educación Ambiental, una cita en la que intervinieron expertos de más de 70 países y en la que nació la “Carta de Belgrado”.

Esta carta plasma cuáles son los principales objetivos de la educación ambiental, entre los que destacan los de generar conciencia, conocimientos, actitudes, aptitudes o fomentar la participación, y cita a los escolares como destinatarios prioritarios de esa educación.

Con esos objetivos, la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor, que forma parte de la Fundación para la Educación Ambiental (FEE, en sus siglas en inglés), promueve en España desde hace más de veinte años el programa de “ecoescuelas” y los diplomas y “banderas verdes” que acreditan la política ambiental de un centro escolar.

Más conocida en España por el programa de “Banderas Azules” que acredita la calidad de las playas, esta Asociación exige a los centros que se quieran sumar a la iniciativa un “plan de acción” que generalmente tiene que ver con el uso del agua, la gestión de los residuos o el ahorro de energía, y fechas y metas concretas para el cumplimiento de los objetivos.

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Más allá del ecologismo

El presidente de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), José Ramón Sánchez Moro, ha subrayado cómo ha evolucionado el concepto de “educación ambiental”, que inicialmente tenía un enfoque casi exclusivamente ecológico, naturalista y conservacionista.

Sánchez Moro ha señalado que en la actualidad refleja la convergencia entre la conservación del patrimonio natural y cultural “y el necesario equilibrio entre un desarrollo económico, ecológico y social; entre la protección del medio ambiente, la salud humana y el bienestar de los animales”.

El presidente de la ADEAC ha observado que han crecido durante las últimas décadas “las advertencias y las denuncias” de científicos y ecologistas y las demandas de los educadores y de los consumidores, tanto de medidas legislativas “de estímulo o de castigo” como de acciones de responsabilidad social corporativa, que sitúen la variable ambiental y social “como un atributo inseparable de la calidad y la excelencia”.

“La educación ambiental aspira a suscitar una re-evaluación de nuestras actitudes y jerarquías de valores, de nuestras formas de aprender, producir, consumir, reutilizar o de reciclar”, según Sánchez Moro, quien ha resumido que se trata “de cómo relacionarnos, de forma equitativa y responsable, con nuestro entorno natural y social, local y global”.

Así se ha asentando en las sociedades más modernas el concepto de “educación ambiental”, entendido como la manera de concienciar a la población, a través de la educación, de que el desarrollo sostenible depende, además de las grandes decisiones políticas y gubernamentales, de millones de pequeñas y cotidianas acciones que se realizan en el colegio o en el hogar.

Fuente: Efeverde