La concentración de CO2 en la atmósfera aumentó en 2016 a niveles récord, ha indicado este lunes la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) en su boletín anual sobre el impacto de los gases de efecto invernadero. «Los cambios abruptos observados en la atmósfera en los últimos 70 años no tienen precedentes», señalan.

En 2016, la concentración atmosférica de CO2 —principal gas de efecto invernadero de larga duración— alcanzó 403,3 partes por millón (ppm), por encima de las 400 registradas en 2015. La agencia de la ONU atribuye en parte el aumento récord de 3,3 partes por millón de media anual al resultado de las actividades humanas combinadas con un intenso episodio del fenómeno meteorológico conocido como El Niño, que ha tenido devastadores efectos en distintas zonas del mundo entre 2015 y los primeros meses de 2016.

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El Niño provocó sequías en las regiones tropicales y redujo la capacidad de los ‘sumideros’ —como los bosques, la vegetación o los océanos— para absorber CO2. En observaciones directas —en los núcleos de hielo antárticos mediante instrumentos modernos— no se han visto niveles de concentración de CO2 en 800.000 años, asegura la OMM.
«Es el aumento más grande que hemos visto en los 30 años que existe la red (de Vigilancia de la Atmósfera Global)», ha segurado en declaraciones a la cadena BBC el doctor Oksana Tarasova, jefe de este programa de vigilancia de la atmósfera global de la OMM. «El mayor aumento fue en El Niño de 1997-98 y fue de 2,7 ppm, y ahora es de 3,3 ppm. Además, (este incremento) es un 50% más alto que el promedio de los últimos diez años».


Según los expertos, la última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2 comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años, es decir, en el Plioceno Medio, cuando la temperatura era de 2 a 3 grados más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual.
El crecimiento demográfico, unas prácticas agrícolas más intensivas, un mayor uso de la tierra y el aumento de la deforestación, la industrialización y el uso de energía procedente de fuentes fósiles han contribuido a una aceleración de la tasa de aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde el inicio de la era industrial en 1750, dice la OMM.

De hecho, actualmente la concentración de CO2 en la atmósfera representa el 145% de los niveles preindustriales (anteriores a 1750). Si durante los últimos 800.000 años el contenido de CO2 atmosférico preindustrial se mantuvo por debajo de las 280 ppm, ahora se ha elevado hasta la media global de 403,3 ppm registrada en 2016.

Este rápido aumento de los niveles atmosféricos de CO2 y de otros gases de efecto invernadero podría producir cambios sin precedentes en los sistemas climáticos, causando «graves perturbaciones ecológicas y económicas», alertan.

Asimismo, el informe señala que desde 1990 se ha registrado un aumento del 40% del forzamiento radiativo total —que tiene un efecto de calentamiento del clima— causado por el conjunto de gases de efecto invernadero de larga duración, así como un incremento del 2,5% de 2015 a 2016, en base a datos proporcionados a este organismo por la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de EE UU.

Si no reducimos rápidamente las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero, nos veremos abocados a un peligroso aumento de la temperatura hacia finales de este siglo, muy por encima de la meta fijada en el Acuerdo de París sobre el cambio climático», destacó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. «Las generaciones futuras heredarán un planeta que resultará sumamente inhóspito con respecto a hoy en día», agregó.

«El CO2 permanece en la atmósfera durante cientos de años y aún más en los océanos. Según las leyes de la física, en el futuro las temperaturas serán mucho más altas y el clima más extremo. Hoy no existe ninguna varita mágica para eliminar el CO2 de la atmósfera», sostuvo Taalas.

Llamada urgente a cumplir los Acuerdos de París


«Desafortunadamente no hemos visto cifras positivas en la concentración de principales gases de efecto invernadero hasta ahora», indicó en rueda de prensa Taalas, quien lanzó el mensaje a los gobiernos que hay una «urgente necesidad de elevar el nivel de ambición si queremos cumplir seriamente los objetivos del Acuerdo de París».

El Acuerdo de París marca como objetivo evitar que el calentamiento global supere los 2 grados centígrados a finales de este siglo respecto a los niveles preindustriales, aunque las naciones se han comprometido a hacer todos los esfuerzos necesarios para no rebasar los 1,5 grados. «Cuanto más esperemos para aplicar el Acuerdo de París, mayor será el compromiso en este ámbito y más drásticas (y costosas) las reducciones de emisiones requeridas en el futuro para mantener el cambio climático dentro de unos límites críticos», advierten los investigadores en este informe.

Taalas predijo otro récord para el año próximo, aunque quitando el efecto impulsor que aportó en esta ocasión El Niño. Para el secretario general de la OMM, se trata de un problema «muy serio» ante la evidencia de que el calentamiento global modifica los patrones de la lluvia, dado que en algunas partes del mundo hay más sequías e incendios forestales y en otras hay más inundaciones y huracanes, como la temporada récord este año en el Caribe.

Este boletín sobre los gases de efecto invernadero se basa en mediciones realizadas en 51 países, entre ellos España. Las estaciones de investigación repartidas por todo el mundo miden las concentraciones de gases de calentamiento, incluido el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso(N2O). Las cifras que ha publicado la OMM son lo que queda en la atmósfera después de que cantidades significativas sean absorbidas por los ‘sumideros’ de la Tierra, entre otros, los océanos y la biosfera.

Además, esta información se publica pocos días antes del inicio de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático que tendrá lugar del 6 al 17 de en noviembre en la ciudad alemana de Bonn.
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