La sequía está afectando a gran parte del continente europeo, una situación propiciada por el que ha sido uno de los inviernos más secos y la falta de precipitaciones. Según los últimos datos del Observatorio Europeo de la Sequía (EDO, en sus siglas en inglés), un 47% del territorio se encontraría en esta situación y un 17% estaría en nivel alto de riesgo. En esta línea, la Comisión Europea ha calificado de «crítica» una situación que requiere de «la adopción de medidas extraordinarias de gestión del agua y la energía en los países afectados».

Esto se ha visto agravado ante el déficit de lluvias durante el invierno y primavera y las olas de calor de este verano. «La circulación de los ríos en varios países se ve gravemente afectada y los volúmenes de agua almacenados también se agotan», detalla la Comisión Europea a través de una nota de prensa. «Ante la falta de precipitaciones, la cantidad de agua en el suelo se ha reducido significativamente, lo que ha provocado un estrés en la vegetación». En este sentido, según la Comisión Europea, las zonas más afectadas serían las tierras de la llanura Padana de Italia, el sur, centro y oeste de Francia, el centro de Alemania, el este de HungríaPortugal y el norte de España.

El informe ‘La Sequía en Europa’, publicado por la Comisión y el EDO el pasado mes de julio, detalla cómo zonas con climas más frescos como Polonia, Ucrania, Eslovaquia, Hungría, Rumanía o Moldavia han recibido menos precipitaciones en comparación con sus niveles normales. El texto también detalla cómo los niveles de humedad en el suelo han sido menores en zonas que destacan por sus paisajes verdes, como la península escandinava o Alemania. Además, zonas tan poco habituadas a las olas de calor como Europa del Este sufrieron en el mes de mayo un episodio con unas temperaturas especialmente altas en comparación con las que se suelen registrar en ese mismo mes. Finalmente, se prevé que esta situación anormal de calor y falta de precipitaciones se prolongue hasta finales de septiembre en Francia, Alemania, Suiza, Reino Unido, Irlanda y el norte de países como España, Portugal e Italia.

Unos 340 millones de personas en riesgo de sequía

Según los últimos datos del Observatorio Global de la Sequía (GDO, en sus siglas en inglés), fechados en los últimos 10 días del mes de julio, un total de 339.732.953 personas están afectadas por el riesgo de sequía en el suelo del continente europeo. Esta entidad, asociada al proyecto europeo Copernicus, establece tres categorías de riesgo en el impacto: bajo, medio y alto.

Indicador de sequía. Informe de la UE.

Indicador de sequía. Informe de la UE, Joint Research Center.

Según el más reciente informe de seguimiento de los cultivos en Europa, publicado por la Comisión Europea el pasado 20 de junio de 2022, países como Francia, Rumanía, España, Portugal, Italia, Alemania, Polonia, Hungría, Eslovenia y Croacia verán afectado el rendimiento de sus plantaciones. La Comisión también advierte que esta situación está afectando a la producción de energía hidroeléctrica en países como Italia, Francia, Portugal, Noruega, España, Rumanía, Montenegro y Bulgaria. Ante este contexto, la Comisión Europea subraya que es necesario realizar «más esfuerzos para adaptarse de manera preventiva a los patrones climáticos cambiantes».

Desertificación y Sequía

El trabajo del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea en el campo de la sequía y la desertificación incluye la evaluación de la degradación de la tierra, tanto a nivel regional como mundial, el seguimiento y pronóstico meteorológico de la sequía y la evaluación del suministro de agua en toda Europa y en todo el mundo.

La sequía y la desertificación son fenómenos estrechamente relacionados. Con una persistencia de meses o incluso años, la sequía afecta grandes áreas y tiene graves impactos en todos los sectores socioeconómicos clave , así como en los ecosistemas. La sequía es un clima extremo, asociado con la variabilidad climática y el cambio climático. La sequía y sus impactos pueden verse exacerbados por actividades humanas que no están adaptadas al clima local y/o al tipo de suelo.

La degradación de la tierra es el proceso de convertir la tierra fértil en tierra menos productiva o improductiva. En casos extremos , en tierras áridas , esto se denomina desertificación. La degradación de la tierra y la desertificación son fenómenos complejos , a menudo impulsados ​​por actividades humanas no sostenibles y en combinación con limitaciones climáticas y de la tierra. El uso inapropiado de la tierra, las prácticas insostenibles de manejo agrícola y de la tierra, la sobreexplotación de los recursos hídricos son factores que contribuyen a la degradación de la tierra.

Está previsto que el cambio climático aumente la frecuencia, duración y gravedad de las sequías en muchas partes del mundo. Tales condiciones cambiantes pueden conducir a una tasa acelerada de degradación de la tierra y desertificación que, a su vez, puede aumentar la pobreza e inducir la migración.

La división científica de la Comisión Europea estudia diferentes aspectos de estos fenómenos humanos y ambientales relacionados, mediante el seguimiento y la evaluación de la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía (DLDD) desde escalas regionales hasta globales. La investigación del CCI sobre la sequía y la desertificación es importante para la aplicación de convenios internacionales como la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) y para el desarrollo de prácticas proactivas de gestión de riesgos a escala nacional y regional. Contribuye además a mejorar la seguridad hídrica y alimentaria y a la prestación de asistencia a los países en desarrollo. Además,  gestiona los observatorios de sequía europeo y mundial, proporciona un atlas de desertificación, evalúa y supervisa posibles anomalías en la producción agrícola mundial. También colabora con institutos hermanos especialmente en África, América del Sur y Europa.

Fuente: Maldita.es y Comisión Europea.