Hoy día, es innegable que cualquier especialista del sector ambiental que desarrolle su actividad profesional en el ámbito de la evaluación de impacto ambiental, deberá recopilar, analizar e interpretar una enorme cantidad de información (relacionada con la fauna, vegetación, agua, suelo, zonas habitadas e infraestructuras, atmósfera, etc).

En efecto, en la actualidad, las fuentes oficiales de información proporcionan, de manera gratuita, una ingente cantidad de datos que, nosotros como profesionales del medio ambiente, deberemos saber seleccionar, focalizar y sintetizar para analizar los efectos que una determinada actuación tendrá sobre un ámbito concreto y, de esta forma, poder proponer y adoptar las medidas oportunas para proteger el medio ambiente y disminuir los impactos sobre el mismo.

No nos engañemos, tenemos la suerte de vivir en la era de la información pero, en ocasiones, es más difícil extraer lo verdaderamente importante y útil dentro de una gran maraña de datos, que interpretar estos datos de una manera adecuada una vez depurados.

Pues bien, y aunque si estás leyendo este post seguramente conozcas la respuesta, una de las formas de focalizar e interpretar toda esta información (es decir, lo que comúnmente se conoce como “separar el grano de la paja”) es mediante el uso de los Sistemas de Información Geográfica (GIS).

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Los GIS son capaces de simular, analizar, y sobretodo integrar, datos asociados a elementos territoriales como los ríos, intervalos de temperatura, vegetación, fauna, infraestructuras, distribución de espacios naturales, ciudades, etc. Es precisamente esa integración de factores, uno de los aspectos clave de estos sistemas, muy empleados, por ejemplo, en los estudios multicriterio de alternativas en los que, mediante el análisis conjunto de varios factores (tanto ambientales como técnicos) se puede extraer la alternativa óptima de un determinado proyecto.

Tal es la relevancia actual de estos sistemas, que  no solo permiten el tratamiento y procesado de los datos espaciales que entran en juego en algunas de las fases de una EIA, sino que pueden incluso concebirse como la metodología de trabajo de referencia.

Los GIS cobran aún más relevancia, si cabe, en los estudios de paisaje. El paisaje es una componente del medio con un carácter muy subjetivo, por lo que el uso de herramientas que permiten examinar, de una manera objetiva aspectos subjetivos, resulta de capital importancia.

De esta manera, los Sistemas de Información Geográfica orientados al paisaje permiten analizar y valorar aspectos como la calidad y fragilidad paisajística, la capacidad de acogida del territorio frente a una actuación, la visibilidad de un proyecto, etc; pudiendo caracterizar un determinado territorio, determinar su vulnerabilidad frente a una determinada actuación y proponer las medidas oportunas para disminuir su impacto paisajístico.

Por todo ello, en colaboración con el ISM, hemos desarrollado el curso online “Aplicación práctica de los SIG a la Evaluación de Impacto Ambiental y Estudios de Paisaje” del que soy tutor; y donde tratamos de explicar, de una manera dinámica y práctica, el uso de los GIS asociadas a la Evaluación de Impacto Ambiental y Estudios de Paisaje, así como los análisis multicriterio más comúnmente empleados.