Escribo este post después del excepcional campeonato en el que hemos podido ver a nuestra selección de baloncesto en el Eurobasket 2015. La verdad es que al final ya (casi) habría dado igual ganar o no el oro, e incluso haber acabado perdiendo con Francia: podemos estar muy orgullosos de nuestro equipo y por supuesto de su líder, Pau Gasol.

Imagen: Diario Marca

Pau Gasol en la selección española representa a la perfección las virtudes que requiere un director ideal de proyectos en su labor diaria, a saber:

  • Talento, conseguido mediante años de trabajo y formación.
  • Esfuerzo y trabajo, es el factor esencial, sin él no se llega lejos nunca, y sobre todo no se puede dar ejemplo.
  • Deportividad. Un buen director de proyecto debe saber que no siempre se pueden conseguir todos los objetivos -“a veces se pierde el partido”-. Por ello, lo esencial es conseguir que el trabajo se hagan siempre lo mejor posible, con independencia del resultado final.
  • Creer en el éxito y saber contagiarlo. No sólo es importante creer que lo que uno hace o sabe hacer te llevará por el camino del éxito, sino que además en muy necesario que esa creencia se contagie al resto del equipo.
  • Compañerismo. Es muy importante saber compartir los éxitos con el equipo de trabajo y asumir en primera persona los fracasos. El buen líder es ante todo miembro del equipo, no sólo líder.
  • Madurez, implica saber qué es lo mejor para el proyecto en cada momento, y en consecuencia, tomar las decisiones más adecuadas.
  • Humildad. Hay que trabajar para ser el mejor, pero sin perder el espíritu de continuar mejorando día a día… nunca creerse el mejor.
  • Liderazgo. Liderar implica ser el referente en los malos momentos, que todos los miembros del equipo de trabajo sepan que pueden contar contigo en ese momento.
  • “Dejar hacer” y “hacer que el equipo haga”. Un director de proyecto tiene que saber delegar y motivar al equipo para que haga las cosas bien.
  • Saber asumir responsabilidades. Cuando las cosas se atascan y el equipo de trabajo no funciona sólo, hay que saber estar ahí. El equipo tiene que trabajar con la confianza de que si todo sale mal, siempre estará el plan de “Balones a Pau, que él lo resuelve”.

En definitiva, lo ideal es alcanzar el liderazgo, de manera meritocrática. Una vez allí, hay que saber implicar a los colaboradores, resolviendo las cuestiones y dificultades sin personalismo; y al final de todo, compartir los resultados y el éxito con tu equipo.

Muchos recordaréis una campaña publicitaria de hace años que encabezó Pau Gasol cuyo lema era “Ser español ya no es una excusa, es una responsabilidad”; con valor doble dada la condición de catalán del deportista. Pues bien: en el mundo laboral, dirigir proyectos no es una excusa, es una responsabilidad.

No podemos enseñarte a ser el mejor jugador español de baloncesto de todos los tiempos, pero sí a dirigir proyectos. Por eso, a través del Instituto Superior de Medio Ambiente, impartimos el Curso de Consultoría ambiental: Organización y gestión de actividades.