La materia orgánica del suelo -con el carbono como principal componente- es crucial para su salud y fertilidad y para la infiltración y retención de agua, así como para la producción de alimentos. Como sistema fundamental de almacenamiento de carbono, su conservación y restauración son esenciales tanto para la sostenibilidad de la agricultura como para la mitigación del cambio climático.

Los suelos del mundo actúan como el sumidero de carbono más grande de la tierra, reduciendo los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Aumentar su papel podría compensar significativamente el rápido aumento del dióxido de carbono en la atmósfera. De hecho, en una decisión histórica sobre agricultura, la reciente conferencia sobre cambio climático en Bonn (COP23) reconoció la necesidad de mejorar el carbono, la salud y la fertilidad del suelo.

El Mapa Mundial de Carbono Orgánico del Suelo, que muestra las reservas de carbono orgánico en los primeros 30 cm de suelo, revela áreas naturales con un elevado almacenamiento de carbono que requieren conservación, así como aquellas regiones donde sería posible retener una mayor cantidad.

Esta información podría ser una buena herramienta para ayudar a tomar decisiones sobre prácticas que apuntan a preservar y aumentar las actuales existencias de carbono del suelo contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.

«Los suelos son la base de la agricultura, es donde empiezan los alimentos», aseguró la Subdirectora General de la FAO, Maria Helena Semedo. «Mantener las importantes funciones y servicios del suelo –añadió- para apoyar la producción de alimentos y aumentar la resiliencia frente a un clima cambiante requiere prácticas de gestión sostenible del suelo».

Proteger los suelos ricos en carbono y restaurar los degradados

El mapa señala que, en todo el mundo, los 30 primeros centímetros del suelo contienen alrededor de 680 000 millones de toneladas de carbono, casi el doble del presente en la atmósfera. Se trata de una cantidad significativa comparada con el total del carbono almacenado en la vegetación (560 000 millones de toneladas).

Más del 60 por ciento de esas 680 000 millones de toneladas de carbono se encuentra en diez países del mundo (Rusia, Canadá, EEUU, China, Brasil, Indonesia, Australia, Argentina, Kazajstán y la República Democrática del Congo). Esto significa que se deben implementar medidas para proteger estos suelos naturales ricos en carbono y evitar las emisiones a la atmósfera.

La degradación de un tercio de los suelos a nivel mundial ha inducido ya una enorme liberación de carbono en la atmósfera. Restaurar estos suelos puede eliminar hasta 63 000 toneladas de carbono de la atmósfera, contribuyendo significativamente a luchar contra el cambio climático.

Aumentar la cantidad de carbono en los suelos

Los suelos con alto contenido de carbono orgánico suelen ser más productivos, purifican mejor el agua y aportan a las plantas condiciones de humedad óptimas. El agua almacenada en el suelo sustenta el 90 por ciento de la producción agrícola mundial y representa alrededor del 65 por ciento del agua dulce.

Aumentar el carbono orgánico del suelo con una gestión mejorada puede ayudar a mantener la productividad en condiciones más secas. Por lo tanto, se deben tomar medidas para fomentar el secuestro adicional de carbono cuando las condiciones sean adecuadas para ello. Deben promoverse buenas prácticas innovadoras, como el uso de especies de enraizamiento profundo.

“Mantener – pero especialmente aumentar- los stocks de carbon orgánico debería convertirse en una obligación ya que esto nos permitirá liberar todo el potencial para apoyar las acciones de mitigación y adaptación en un clima cambiante”, añadió Semedo.

Proceso participativo

Este primer mapa de carbono orgánico del suelo se ha desarrollado a través de un proceso inclusivo y dirigido por los países y ha contado con el apoyo del Grupo Técnico Intergubernamental de Suelos (GTIS) de la FAO.

En total, más de 100 países miembros compartieron sus mapas nacionales de carbono que la FAO ha reunido en este mapa global, una contribución concreta al Objetivo de Desarrollo Sostenible 15 – Vida en la Tierra. El siguiente paso para los países sería avanzar en el monitoreo de los niveles de carbono orgánico del suelo utilizando sus sistemas nacionales de información sobre suelos para tomar decisiones basadas en la evidencia sobre cómo gestionarlos y hacer seguimiento el impacto de esas acciones.

Segunda edición del premio Glinka

Durante la ceremonia del pasado martes, se otorgó el Premio Mundial del Suelo Glinka 2017 a la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) por sus esfuerzos para promover prácticas sostenibles de gestión de suelos en el campo luchando contra la erosión del suelo, como contribución directa a la seguridad alimentaria en América del Sur y a nivel mundial.

El Premio Mundial del Suelo Glinka –que recibe su nombre del científico pionero ruso Konstantin D. Glinka-, fue establecido en 2016 por la Alianza Mundial por el Suelo con el apoyo de la Federación de Rusia y distingue a individuos y organizaciones cuyo liderazgo y actividades han contribuido a promover el manejo sostenible del suelo y la protección de sus recursos.

Acceso al Mapa

Fuente: FAO

Publicado el 7 de diciembre de 2017

Suscríbete a nuestra newsletter y obtén el código VIP

Si te suscribes a esta lista, te mantendremos informado con nuestra newsletter semanal donde recibirás el código VIP para las descargas.

* campo obligatorio

¡Comparte en tus redes!

Deja tu comentario

Otros contenidos

Actualidad
Blog
Agenda
Canal Vídeo
Cursos
Empleo