El comité científico de SEO/BirdLife ha elegido al sisón común (Tetrax tetrax), especie asociada a ambientes agrarios y gravemente amenazada, Ave del Año 2017, con objeto de «impulsar acciones que mejoren su estado de conservación».

Según los datos provisionales del II Censo Nacional del Sisón, realizado por la organización conservacionista en 2016, su población se ha reducido a la mitad en los últimos diez años y, «de seguir esta tendencia, se acercará a la extinción».

En declaraciones a Efe, Eduardo de Juana, biólogo y ex presidente de SEO/BirdLife, ha señalado que en los años 90 hubo una primera estimación de unos 100.000 machos de la especie en España, «una cifra impensable ahora, en que no quedará ni la quinta parte».

En aquellas primeras prospecciones, «ya notamos que se había concentrado la especie en la Meseta sur y Extremadura, aunque con poblaciones aún muy altas», pero en las últimas décadas «estamos asistiendo a su derrumbe total».

De hecho, en el censo de 2005 «se calculó que había entre 40.000 y 70.000 aves en total y ahora la población puede haber bajado hasta la mitad, entre 20.000 y 30.000 ejemplares», ha enfatizado el biólogo.

Por eso, «queremos cambiar» su clasificación como Vulnerable en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y en la Lista Roja de las Aves de Europa a En Peligro, lo que «servirá para llamar la atención, conseguir fondos y obligar a las comunidades autónomas a hacer planes de recuperación».

Eduardo De Juana ha lamentado que al sisón «no se le ha hecho caso, ha pasado desapercibido, porque la gente no lo conoce», y sin embargo es una especie «muy característica» de la península sobre la que España tiene una «enorme responsabilidad», al ser el país europeo que mayores poblaciones alberga.

La evolución negativa de las poblaciones de sisón y del conjunto de las especies asociadas a los campos de cultivo se debe sobre todo a la destrucción o transformación de su hábitat -campos de cereal y pastizales- por prácticas agrícolas intensivas y uso de pesticidas.

Según De Juana, en España «la mayoría de las poblaciones de aves tienen tendencias positivas», gracias a que se ha aliviado mucho la presión humana y a la reforestación, «pero las esteparias van para abajo y el sisón es de las que les va peor».

De hecho, ésta, junto con la codorniz común, el alcaudón real y el escribano cerillo, son las más amenazadas de las 25 especies de aves propias de medios agrícolas españolas, que, según datos recogidos en el programa Sacre de SEO/BirdLife, acumulan un retroceso global del 23 por ciento entre 1998 y 2015.

El sisón común, cuya área de distribución se extendía desde el oeste de Europa y noroeste de África hasta las estepas de Asia central, se ha extinguido en numerosos países, en África sobrevive una mínima población en Marruecos y en Europa existen ejemplares en España, Portugal, Francia, Cerdeña y sur de Rusia.

Se trata de un ave de 700 a 900 gramos de peso y de un plumaje pardo poco llamativo que le permite camuflarse en los campos de cereal y los pastizales secos que constituyen su hábitat, aunque en primavera los machos mudan sus plumas para adquirir una vistosa combinación blanca y negra, visible a gran distancia.

En esa época, se desplazan a sus tradicionales cantaderos -lugares de cortejo- donde inician un ritual que combina patadas en el suelo, reclamos vocales y saltos con aleteos para llamar la atención de las hembras.

Para De Juana, las medidas agroambientales contempladas en la Política Agraria Común (PAC) para paliar los efectos negativos de la agricultura moderna sobre la biodiversidad son para el sisón, como para muchas especies de aves, «insuficientes».

«Es necesario que las actuaciones sean más generalizadas», ya que la PAC es «optativa» y hay agricultores que se acogen, y «deben ir muy directamente encaminadas a mantener el hábitat que el sisón necesita, con abundancia de barbecho, de comida y sin pesticidas, y contemplar pagos a los agricultores por lo que dejan de ganar».