De nada sirve que una empresa haga bien las cosas si los clientes o el mercado no lo perciben o no llega a su conocimiento. ¿Qué pueden hacer las empresas para que sus esfuerzos en materia de medio ambiente sean visibles? Una solución que cada vez aplican más las grandes compañías es comunicar sus mejoras ambientales mediante el empleo de “ecoetiquetas”, campo que ya tiene un importante desarrollo internacional pero que en los próximos años crecerá exponencialmente. Esta circunstancia abre un interesante campo de desarrollo profesional, en el que faltan profesionales con la formación adecuada.

Las cuestiones ambientales se han incorporado firmemente en el diseño de las estrategias de las grandes compañías mundiales. ¿Lo hacen por convencimiento o su finalidad es sólo el marketing verde (green washing) para obtener ventajas competitivas? Podemos charlar largo y tendido sobre la materia y encontrar ejemplos en ambos sentidos, pero la realidad es que las empresas que adoptan el enfoque del “green washing” están abocadas al fracaso y que, antes o después, el mercado les pasa factura.

De manera que en la mayor parte de los casos las compañías incorporan el medio ambiente en el corazón de su negocio, por convencimiento, por necesidad de responder a las exigencias del mercado y porque, con mucha frecuencia, las mejoras ambientales se traducen también en mejoras en la eficiencia del negocio y en ahorros económicos. (http://www.comunidadism.es/blogs/coca-cola-aplica-las-metodologias-de-ciclo-de-vida-y-ecodisena-sus-botellas)

Hoy día hay una profusión casi inabarcable de ecoetiquetas, que en muchos casos desconciertan al cliente y cuya fiabilidad queda bajo sospecha.

¿Es posible poner orden, destacando las que tienen un reconocimiento y validez contrastados? Afortunadamente, hoy día ya se cuenta con criterios normalizados para ecoetiquetas, descritos en las normas ISO 14020, 14021, 14024 y 14025, que crean una base adecuada para ello.

Para la relación entre empresas está adquiriendo un gran desarrollo el empleo de las Declaraciones Ambientales de Producto (ecoetiquetas tipo III), que permiten disponer de un estándar de comparación entre diferentes productos, teniendo en cuenta los aspectos ambientales más significativos y mostrando una información objetiva y contrastable. Más de 9 organismos internacionales de Europa, América y Asia, junto a iniciativas de grandes sectores industriales, coordinan y dirigen el desarrollo de los estándares y programas necesarios para este tipo de etiquetas.

De izquierda a derecha: Institut Bauen und Umwelt. IBU , American Center for Life Cycle Assessment, International EPD System. Suecia, Japan Ecoleaf Program, Norway EPD System, Korean EPD and Carbon labelling program (KEITI) y Taiwan EPD System: Environment and Development Foundation.

Un paseo por la web de la Red Global de Declaraciones Ambientales de Producto (Global Environmental Product Declarations Network (GEDnet), http://gednet.org/), que proporciona información sobre la gran mayoría de las iniciativas desarrolladas en todo el mundo en este campo, permite hacerse una idea de la magnitud que alcanzará en los próximos años el desarrollo de estas etiquetas.

A nivel europeo, ¿cómo están estos temas? Pues bien, en el año 2008 la Comisión Europea adoptó el “Plan de Acción sobre Consumo y Producción Sostenibles y una Política Industrial Sostenible”, mediante el que se impulsan decididamente políticas para mejorar las características energéticas y medioambientales de los productos, que sin duda regirán el desarrollo económico para salir de la crisis actual. Por ejemplo, una de las medidas será la obligatoriedad de realizar la Huella Ambiental para organizaciones y productos seleccionados, a partir del año 2015.

Con el Plan de Acción se pretende impulsar: el ecodiseño de productos; los negocios verdes; la implantación de objetivos vinculantes de Compra Pública Verde; etc. La etiqueta ecológica se utiliza como “etiqueta de excelencia”, para indicar a los consumidores qué productos reúnen unas características medioambientales determinadas, tras considerar múltiples criterios medioambientales durante todo el ciclo de vida.

La Unión Europea le concede la máxima importancia a las ecoetiquetas. Buena prueba de ello es que desde 1992 viene impulsando la Etiqueta Ecológica Europea, que acredita que la producción o el servicio son respetuosos con el medio ambiente. A día de hoy más de 17 sectores industriales y de servicios cuentan con criterios ecológicos para la concesión de la etiqueta ecológica comunitaria. Y esto no ha hecho más que empezar, pues la Unión Europea tiene el decidido propósito de fomentar la Compra Verde de Productos, pública y privada.

Las ecoetiquetas han adquirido tanto relieve que para las de tipo I existe una entidad llamada “Global Ecolabelling Network o GEN”, cuyo objetivo es reunir a los diferentes sistemas de certificación tipo I, tratar de uniformizar criterios, hacer viable la coexistencia de los diferentes sistemas de certificación y promover este tipo de etiquetas. Un recorrido por su web es muy esclarecedor para hacerse una idea de la enorme dimensión que ya ha adquirido este tema y el largo camino que todavía puede recorrer.

¿Dónde llegará el desarrollo de las ecoetiquetas? Sin duda encontraremos opiniones diversas, especialmente en cuanto a la velocidad con que se normalizarán, pero la mayoría compartirá la opinión de que es un campo ambiental que va sufrir un notable desarrollo y para el que faltan profesionales con la formación adecuada.

José Luis Canga Director Técnico en Abaleo, S.L. colabora con el Instituto Superior del Medio Ambiente como docente de los cursos Análisis de Riesgos Ambientales, Programa Superior en Análisis del Ciclo de Vida y Etiquetado Ecológico y Compra Verde.