En una sociedad cada vez más consumista en la que los equipos eléctronicos tienen cada vez menos tiempo de vida, es necesario poner especial atención a la gestión de estos residuos.
Según los últimos informes de la ONU, el mundo generó 48,5 millones de toneladas de basura electrónica que estaría valorada en 62.500 millones de dólares cada año; “estamos tirando el dinero”.

Fuente: AgeFotoStock

Además, estos residuos eléctricos y electrónicos (RAEEs) son complejos. En su interior albergan una serie de materiales altamente contaminantes los cuales en muchas ocasiones van a parar a los lugares más insospechados.
Estos residuos electrónicos pueden contener numerosos materiales peligrosos, como metales pesados: mercurio, plomo, cadmio, cromo, arsénico o antimonio, los cuales, son susceptibles de causar daños para la salud de las personas y para el medio ambiente. Por ejemplo, un solo tubo de luz fluorescente puede contaminar 16.000 litros de agua o una batería de móvil puede llegar a contaminar 50.000 litros.


Por todo esto, bajo mi entender y experiencia en el mundo de los residuos, considero de vital importancia realizar una correcta gestión de residuos de equipos eléctricos y electrónicos (RAEEs) que permita mejorar las cifras de reciclaje y/o valorización de estos residuos, la recuperación de metales preciosos y la protección del medio ambiente.

Si quieres saber más sobre los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, no te pierdas el curso Gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos que impartimos desde el Instituto Superior del Medio Ambiente en colaboración con Ana Laforga.