Cada 24 de mayo celebramos el Día Europeo de los Parques Naturales, una ocasión que nos invita a mirar con otros ojos esos territorios que, más allá de postales verdes, son auténticas trincheras de biodiversidad, laboratorios de gestión sostenible y santuarios de lo que aún nos queda de naturaleza salvaje. Esta fecha, promovida por la Federación EUROPARC 1, recuerda la declaración de los primeros parques nacionales en Europa, allá por 1909 en Suecia 2. Hoy, más de un siglo después, la necesidad de proteger estos espacios no ha hecho más que intensificarse.

Los parques naturales son mucho más que destinos para desconectar del ruido. Representan una apuesta estratégica por la conservación de la biodiversidad, la regulación de los ciclos naturales y la conexión de las personas con su entorno. Pero también son espacios frágiles, cada vez más presionados por una doble paradoja:

  • Por un lado, el deseo creciente de vivir experiencias en la naturaleza 3.
  • Y por otro, las consecuencias ecológicas de esa presencia masiva 4.

    dia europeo de los parques 2025

    Los parques naturales, clave para conservar la biodiversidad y conectar con la naturaleza, enfrentan el reto de protegerse del impacto del turismo masivo que tanto los valora como los deteriora (Imágenes sacadas del blog Kapaoh (izq.) y Pixabay (der.))

En muchos parques, sobre todo en aquellos próximos a núcleos urbanos o muy mediáticos, la masificación turística es una amenaza tan real como silenciosa. Lo que empieza como una ruta de fin de semana puede acabar en compactación del suelo, pérdida de vegetación, alteración del comportamiento de la fauna y, por supuesto, residuos dispersos que se integran como cicatrices del paisaje 5. La basura abandonada en la naturaleza, a menudo edulcorada bajo el término “basuraleza”, no es solo un residuo, es el síntoma más visible de una desconexión profunda entre la admiración por el medio natural y el respeto que le debemos.

La gestión de estos espacios es un reto permanente que exige un equilibrio delicado: proteger sin aislar, conservar sin prohibir, disfrutar sin degradar. Esto implica una planificación basada en datos ecológicos, límites de capacidad de carga, infraestructuras sostenibles, educación ambiental y, sobre todo, una ciudadanía implicada que entienda que su comportamiento tiene consecuencias 6, 7. No basta con limpiar lo que otros ensucian: hay que transformar la relación cultural con el entorno.

Consecuencias Masificacion de los Parques

La masificación turística en parques naturales, especialmente cerca de zonas urbanas, causa daños ecológicos visibles como la «basuraleza», y su gestión requiere equilibrar conservación y disfrute mediante planificación, educación y una ciudadanía responsable (Imágenes sacadas de Pixabay).

Pero no todo son amenazas. También hay ejemplos que nos recuerdan por qué merece la pena seguir luchando. El caso de Doñana es emblemático: un parque que es, a la vez, icono de conservación y alerta roja ecológica. Su situación actual, con acuíferos sobreexplotados, presión agrícola y pérdida de hábitats, pone de manifiesto lo que ocurre cuando las políticas de protección chocan con intereses económicos inmediatos. Y sin embargo, sigue siendo un lugar clave para especies tan simbólicas como el lince ibérico (Lynx pardinus) o miles de aves migratorias 8.

Doñana nos duele, pero también nos enseña. Y lo mismo ocurre con otros humedales como las Tablas de Daimiel o el Delta del Ebro. Lugares que regulan el clima, depuran el agua y sostienen vidas invisibles, pero que siguen siendo percibidos como “terrenos baldíos” desde ciertas miradas cortoplacistas 9. Frente a eso, el enfoque debe ser claro: sin agua no hay vida. Y sin espacios naturales, no hay futuro.

Día de los Parques Doñana

Doñana y otros humedales como las Tablas de Daimiel o el Delta del Ebro muestran que, pese a la sobreexplotación y el abandono, aún son símbolos de lucha por la vida y recordatorios de que sin naturaleza, no hay futuro (Imágenes sacadas de Pixabay).

En este Día Europeo de los Parques Naturales, desde el Instituto Superior del Medio Ambiente queremos invitar a una reflexión más profunda. No basta con conservar lo que queda: hay que restaurar, cuidar y reimaginar nuestra relación con la naturaleza. Porque los parques no son solo paisajes: son pactos con el futuro. Y ese futuro no se escribe solo con leyes y figuras de protección, sino con decisiones cotidianas, compromisos profesionales y una ética ambiental que impregne cada ámbito de la sociedad.

Los parques naturales no son un lujo ni un decorado. Son una necesidad ecológica, cultural y emocional. Y lo que hagamos (o dejemos de hacer) por ellos, nos lo haremos a nosotros mismos.

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Fuentes y enlaces: