Nos encontramos iniciando la temporada turística por excelencia: El verano. La situación anómala de llegada de turistas, motivada por la pandemia parece ya superada. De hecho, según todas las previsiones y la realidad que se empieza a vislumbrar en las calles de muchos destinos, el turismo de masas vuelve a resurgir en muchos de ellos, sin haber aprovechado este “parón” de dos años para, además de reflexionar sobre el modelo turístico, haber implementado estrategias y llevado a cabo actuaciones reales que motiven un cambio progresivo en los destinos e industria.

Lo mismo parece suceder en cuanto al compromiso firme en la lucha contra el Cambio Climático. Lucha muy comprometida de nuevo, por esa llegada masiva de turistas a nuestros destinos, en los que las medidas de mitigación y adaptación tomarán aún bastante tiempo en tener los resultados idóneos y necesarios para alcanzar los objetivos marcados en el Acuerdo de París y más recientemente, en la Declaración de Glasgow de la COP26 de noviembre de 2022.

Los meses han pasado y mientras, se continúa escuchando voces críticas a nivel global sobre el compromiso real de reducción de emisiones en general en todos los sectores,  también en el turístico. Los compromisos reales y ambiciosos dentro del sector turístico parece que de nuevo se han desacelerado, a pesar de celebrarse cada vez más debates en torno al tema.

Se trata en todos ellos temas de compensación como medida estrella de mitigación y eliminación de emisiones, sin tener en cuenta que la compensación por sí sola, no se ha mostrado como una buena medida de reducción de emisiones y siempre debe ir acompañada de acciones que limiten o eliminen esas emisiones a través de cambios en la propia actividad turística.

Otro aspecto especialmente preocupante, percibido en algunos de esos debates sobre el cambio climático y el turismo, es la relativización de la gravedad de la situación por una parte del sector, que no la considera tan urgente para la industria turística. Incluso en algunas ocasiones, en ciertos destinos se considera una oportunidad para atraer turistas que no podrán viajar a otros lugares en un futuro, por lo que no asumen su responsabilidad de reducción de las emisiones y de lucha contra esas consecuencias.

Para finalizar, otra reflexión al respecto de la situación del Turismo y el Cambio Climático que cabe destacar. Hablo sobre la gran laguna existente en cuanto a información específica, conocimiento y formación y por tanto concienciación. Es muy importante que los profesionales presentes y futuros de la industria turística estén informados sobre la realidad del cambio climático y el turismo. Que cada vez más estén formados y capacitados para adoptar las estrategias e implementar las actuaciones que el Planeta, los destinos y el turismo necesitan.

Susana Conde, docente del curso Turismo y Cambio Climático: Mitigación y Adaptación, es consultora senior y formadora en turismo sostenible y Cambio Climático.