El Convenio Ramsar , aprobado en  la Conferencia Internacional sobre la Conservación de los Humedales y las Aves Acuáticas de 1971 en Irán, es el tratado intergubernamental que ofrece el marco para la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. En sus documentos, además de realizar una detallada clasificación de tipos de humedales que abarcan desde marismas y lagunas a manglares, arrozales o salinas; estableció un principio de “uso racional” de los mismos, aplicando el criterio de desarrollo sostenible en su explotación.

Este tratado sentó las bases para la actuación sobre los humedales, espacios que tradicionalmente se habían considerado insalubres y de escaso valor, perdiéndose muchos de ellos por desecación y sobreexplotación de sus recursos. En Europa, la protección de los humedales es un requisito de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea.

Los humedales mediterráneos son especialmente vulnerables debido al frágil equilibrio que determina su estado y al específico régimen hídrico que los ha generado, por ello es importante conocer su dinámica para comprender cómo funcionan y, en el caso en el que se detecten deficiencias, intervenir con un proceso de Restauración Ambiental.

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Directrices que establece el convenio Rámsar

Uno de los documentos de orientación adoptados por la Conferencia de las Partes Contratantes del Convenio Ramsar establece Principios y lineamientos para la restauración de humedales, ya que en cualquier proyecto de Restauración Ambiental de Espacios Degradados, debemos adaptar nuestra metodología al tipo de espacio a restaurar. Este documento establece directrices a tener en cuenta a la hora de restaurar un humedal entre las que podemos destacar:

1. Establecer un programa de prioridades basados en un inventario de espacios en función de su estado de degradación y de su vulnerabilidad.

2. Comprender de manera clara los objetivos y metas a conseguir con nuestra intervención en el espacio; que no siempre tienen que ser una restauración completa del mismo, en ocasiones optaremos por una rehabilitación que permita cierta funcionalidad.

3. Planificar correctamente las acciones con un proceso de monitorización constante que permita corregir de forma dinámica los imprevistos o incorrecciones que puedan aparecer. Aplicar en la medida de lo posible técnicas de Restauración Ecológica frente a la ingeniería con materiales inertes o grandes excavaciones.

El personal debe estar debidamente cualificado para el manejo de estos espacios

4. La restauración de humedales debe ser un proceso abierto que involucre a la comunidad, y tenga en cuenta los usos tradicionales ligados al espacio. Las actividades de restauración deben complementarse con acciones de Educación Ambiental sobre los comportamientos y prácticas que provocaron la degradación del ecosistema y la importancia de su conservación.

En España, se está realizando un importante esfuerzo en la restauración de estos espacios, de la mano de administraciones públicas como el CEHUM, organizaciones y fundaciones como la Fundación Global Nature o la Fundación FIRE e incluso desde iniciativas privadas dentro de su política de Responsabilidad Social Corporativa.

Como claros representantes de la puesta en valor de estos inestimables espacios podemos destacar humedales como el Tancat de la Pipa, las Lagunas del Parque Regional del Sureste , la Cañada de los Pájaros o los Humedales de la Mancha que después ser restauradas tras tener un uso agrícola o extractivo combinan la conservación con un aprovechamiento turístico sostenible.

De la restauración de humedales, y de otros espacios afectados por diferentes actividades humanas con un alto impacto ambiental tratamos en el curso Restauración ambiental de espacios degradados.