La Soluciones basadas en la naturaleza (en adelante SbN) abarcan un concepto amplio, que incluye diferentes espacios y actuaciones que promueven un impacto positivo para la economía, para la justicia social y para la biodiversidad, de forma simultánea. Los diseños de SbN se inspiran en las transferencias de materias y energía propios de los ecosistemas, para mejorar procesos, remediar o mitigar problemas ambientales, y satisfacer las necesidades humanas en servicios ecosistémicos. Algunos ejemplos de SbN en ciudades y entornos urbanos son parques, bosques urbanos, humedales, muros y azoteas verdes, huertos urbanos etc.

Desarrollo Soluciones Basadas en la Naturaleza

Pese a la relativa juventud del concepto, se han hecho esfuerzos por unificar nomenclatura y principios de diseño, y proponer un estándar de implementación. En general, se constata, que constituyen soluciones muy rentables para proveer notables servicios ambientales y sociales de forma simultánea con inversiones de capital relativamente bajas. Sin embargo, su integración en la planificación urbana sigue siendo modesta, y con frecuencia, se hace sin integrar procesos de participación ciudadana, ignorando, por tanto, los beneficios sociales potenciales y la opinión de los beneficiarios en su diseño y desarrollo. En general, las SbN se promueven y ejecutan desde un marco administrativo, debido a la mayor sencillez y rapidez en la ejecución, además de un entrenamiento necesario en SbN para aplicar adecuadamente los estándares y considerar las externalidades en base a indicadores complejos. Esto constituye uno de los mayores problemas de cara a la propia ética esperada de las SbN. En efecto, un aspecto fundamental para garantizar el éxito y perennidad de las soluciones basadas en la naturaleza es integrar a diferentes colectivos sociales en las fases de diseño, desarrollo y gestión para que pueda obtenerse el máximo beneficio social.

Con el objetivo de mejorar la inclusión social en el proceso de concepción y desarrollo de SbN en los planes de ordenación urbanos, se han identificado diferentes frenos. En primer lugar, la especificidad contextual, implica que cada situación requiera un análisis de los indicadores más pertinentes para diseñar, implementar y valorar el impacto positivo de estas soluciones. Con este propósito, la integración de propuestas de gestión territorial debe adaptarse a un marco normativo, político y social concreto, además de ajustarse a las diferentes agendas políticas de diferentes instituciones implicadas y a los recursos disponibles. Además, la aplicación de procesos participativos y la aplicación de estándares supone un coste en oportunidad político que es consecuencia de la ventana temporal a la que se ajustan los mandatos. Concretamente, en la mayoría de las democracias las elecciones tienen lugar cada cuatro o cinco años. Esta es una ventana temporal muy breve de cara a ver proyectos de ingeniería ambiental integralmente propuestos, validados, diseñados y ejecutados. La adición de una componente participativa hace todavía más lento y complejo el proceso.

Por otro lado, muchos indicadores seleccionados por investigadores e ingenieros especializados tienen un escaso vínculo con los aspectos de interés para los actores territoriales, incluyendo consultores, empresas, y administraciones. Esto da lugar a un desinterés en aplicar los estándares y premisas de participación propuestas por grupos de investigación. Es necesario en este sentido encontrar un punto de conciliación entre los indicadores que se consideran útiles y rigurosos por la comunidad científica y aquellos que resultan pertinentes en la gestión territorial.

Un tercer aspecto que requiere mejora es la insuficiente inclusión y consideración de las diferentes personas beneficiarias de las soluciones basadas en la naturaleza en su contexto de desarrollo. El desarrollo de herramientas de ciencia ciudadana, por ejemplo, son de gran interés para integrar conocimientos sobre la naturaleza, historia y costumbres locales sobre el uso del medio natural en el diseño de SbN. En este sentido, se requiere entender las vías eficaces de comunicación y dinamización de las redes de vecinos. Por ejemplo, en sociedades occidentalizadas y modernizadas, las herramientas digitales pueden constituir una vía adecuada para lograr participación social rápida y precisa sobre ciertas opiniones. Sin embargo, estas herramientas pueden excluir a personas de cierta edad o a colectivos que no tengan acceso o afinidad por la tecnología. Recoger estas opiniones es crucial para empoderar a los ciudadanos, responsabilizarlos y fidelizarlos a los diferentes proyectos que se diseñan y para garantizar la continuidad y adecuada integración social de las actuaciones desarrolladas. El desafío vuelve a ser encontrar el equilibrio en las herramientas que integren la simplicidad y utilidad requerida simultáneamente por gestores, investigadores y sociedad. Esta debe lograr la complicidad de los ciudadanos en las iniciativas propuestas y promover el adecuado uso y conservación de las SbN implementadas. Se resalta, en este sentido, la necesidad de considerar las diferencias en la vulnerabilidad, exposición a riesgos y recursos que existen entre diferentes usuarios, y que integran precisamente la justicia ambiental. Además, los indicadores escogido deben ser de utilidad para estudiar y desarrollar diferentes tipos de SbN. En resumen, se debe escoger indicadores que sean a la vez creíbles (por su solidez demostrada científicamente en integrar los beneficios sociales, económicos y a la biodiversidad), y legítimos (no segados, integradores, inclusivos y justos).

Para terminar esta reseña, resumimos una metodología en cinco pasos para mejorar la integración social en el desarrollo de SbN propuesta en (A. van der Jagt et al., 2023; A. P. N. van der Jagt et al., 2023).

  1. Mapear los actores territoriales, escogiendo a quién irán dirigidas las consultas y en qué momentos del proceso deben realizarse. Algunos actores territoriales frecuentes son: instituciones académicas, gestores municipales e instituciones públicas, organizaciones civiles, representantes de colectivos o de entidades económicas y empresas. Idealmente deben de escogerse números balanceados de representantes. Deben además dinamizarse estos actores en torno a la definición y monitoreo de objetivos compartidos (que unan los beneficios esperados del proyecto compartido y de los objetivos específicos).
  2. Escoger variables e indicadores para monitorear las diferentes fases de implementación y uso de las SbN. Debe definirse adecuadamente el objetivo de cada variable, la manera de ser medido y las escalas de medición. Esta primera propuesta debe ser amplia e integrar indicadores diversos que recojan las necesidades especificadas por los diferentes colectivos implicados. Deben además permitir valorar aspectos económicos, sociales y relativos a la biodiversidad.
  3. Selección de indicadores clave. Un trabajo más fino con base a la lista extensiva de indicadores previamente escogidos. Se deben unificar indicadores redundantes, y escoger una combinación de indicadores que en conjunto asegure la adecuada valoración y pertinencia de su uso en relación con el contexto económico, social, cultural, tiempo de ejecución del proyecto etc.
  4. Consenso participativo de los diferentes objetivos, indicadores y subproyecto Una vez validado el grupo de indicadores clave, debe de nuevo explicarse dicha selección y asegurarse del correcto monitoreo e implementación. Esto requiere organizar eventos y foros participativos en los que escuchar las opiniones y razonamientos de las diferentes partes de interés, así como poder explicar los criterios que se emplean en la toma de decisiones.
  5. Aplicar criterios que permitan la contextualización en el marco político. Estos criterios deben mantener un prisma temporal amplio de manera que sirvan de eje director para seleccionar las variables anteriormente citadas sin perder el realismo y buscando alianzas a largo plazo incluso entre grupos de oposición para no vulnerar el proceso participativo y la pérdida de confianza ciudadana.

Para aprender más sobre las SbN y cómo pueden implementarse en el contexto normativo de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, recomendamos realizar nuestra formación sobre esta temática. Por otro lado, para más información sobre los procesos de integración social en el desarrollo de SbN en contextos urbanos se recomienda consultar dos recientes publicaciones que abordan esta temática en el contexto europeo:

van der Jagt, A. P. N., Buijs, A., Dobbs, C., van Lierop, M., Pauleit, S., Randrup, T. B., & Wild, T. (2023). An action framework for the participatory assessment of nature-based solutions in cities. Ambio, 52(1), 54–67. https://doi.org/10.1007/s13280-022-01772-6

van der Jagt, A., Tozer, L., Toxopeus, H., & Runhaar, H. (2023). Policy mixes for mainstreaming urban nature-based solutions: An analysis of six European countries and the European Union. Environmental Science and Policy, 139 (November 2021), 51–61. https://doi.org/10.1016/j.envsci.2022.10.011